Gertrudis: "Hay más abandono que afán por atacar la cultura"

Desde que el 12 de marzo tuvieron que suspender el concierto de presentación de su último disco, ‘No em dona la gana’, en Razzmatazz, con las entradas agotadas, los chicos de Gertrudis se las ingenian para salvar los muebles de una gira que apuntaba maneras triunfales. Pese a todo, el grupo actúa este viernes en Les Nits d’Acústica, en Figueres, y estará también en un par de fiestas mayores que se mantienen en pie, las de Sarrià de Ter (4 de septiembre) y Alcoletge (18). Hablamos con su cantante, Xavi Ciurans.

Con el último anuncio de restricciones tenemos un nuevo goteo de suspensiones de fiestas.

Algunos ayuntamientos se precipitan, y cuesta pensar que no haya una actitud en contra de la cultura. Pero creo que esto es más por dejadez, por un abandono ancestral, que por un afán manifiesto de atacarla. Ahora se ve que es un sector dejado de la mano de Dios.

Hay ayuntamientos que suspenden apelando a la “alarma social”. ¿No debería ser su función modular esa alarma en lugar de alimentarla cancelando conciertos?

Nos sentimos desamparados por la administración, por descontado. Pero, a ver, toda la vida ha sido así. Todos nosotros ya sabemos de qué va el percal y tenemos otros trabajos. Este año íbamos a ganar algo de dinero para recuperar la inversión en el disco: las campañas, los videos, las fotos... Por suerte, hay unos pocos ayuntamientos que te ayudan a que esto siga adelante, y otros que al menos te indemnizan y te confirman el concierto para el año que viene. Molaría que pasara con muchos más.

Hay suspensiones que se aprovechan de que el contrato con el artista estaba tan solo apalabrado y no firmado, porque a menudo los bolos se formalizan en el último momento.

Exacto, el contrato muchas veces se firma una semana antes del concierto. Pero, claro, tú ya lo has reservado en la agenda. Este año íbamos a ir con un equipo grande porque teníamos tal volumen de conciertos que queríamos dar trabajo a más peña. En esta gira queríamos ir ocho, incluyendo trompeta y trombón.

Han salvado ese formato.

Intentamos mantener los conciertos así, como el que haremos en las Nits d’Acústica. Nos gusta dar trabajo a todo el mundo, y esa formación nos gusta más. La reducida es una urgencia, para salvar la situación.

Saludaron el confinamiento con una canción positiva, ‘Avui canviem el món’.

Porque a pesar de todo estábamos muy contentos: somos un grupo con casi 20 años de historia, la gente nos sigue queriendo y pensábamos que lo de este año sería una fiesta. Hicimos esta canción porque estábamos con ánimos. Me sabe mal no haber cumplido mi palabra de tocar mucho este año, por toda la gente que dependía de esto. Pero nos siguen pasando cosas chulas, como la remezcla de ‘T’he imaginat tant’, de Vic Miralles, para la campaña de ‘Mulla’t per l’esclerosi mútiple’.

¿Cómo viven estos conciertos desde el escenario?

Aunque parezca mentira, hay una cosa a favor: la gente está allí por ti, porque le mola de verdad la banda, y el disco, y porque quiere estar ahí contigo. Aunque es raro no poder hacer que el público se levante. Como nos dijo un día el guitarrista, nos hemos dedicado toda la vida a que la gente estuviese a tope en los conciertos, y ahora se nos llama a la prudencia. Pero nos hacemos cargo. Y nuestro estilo nos permite tocar en acústico, como cantautores, si hace falta. Tenemos margen.

En su último álbum colaboran Klaus Stroink y Guillem Boltó. ¿Qué le parece la que han liado con Stay Homas?

Cuando vi lo de Michael Bublé le mandé un mensaje a Guillem felicitándole y diciéndole que estaba muy contento con lo que les estaba pasando. Me flipa cómo lo plantean, porque representan la esencia del mestizaje: ahora te hago una bossa nova, ahora me casco una rumba, o un reggae bien hecho... Mola Stay Homas.