ESTRENOS DE CINE

'Tenet', el Bond de Christopher Nolan

El director asegura que ha querido ofrecer al espectador "el asombro" que sintió al ver 'La espía que me amó' en 1977

Christopher Nolan y John David Washington, en el rodaje de 'Tenet'

Christopher Nolan y John David Washington, en el rodaje de 'Tenet'

Beatriz Martínez

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Christopher Nolan quería hacer su particular James Bond. Cuando tenía siete años vio ‘La espía que me amó’ (1977), con Roger Moore, y fue la primera vez que se dio cuenta de la cantidad de posibilidades que ofrecía el cine. “De alguna manera, a lo largo de toda mi carrera, siempre he querido volver a ese punto y ofrecerle al espectador aquel sentimiento de asombro que tuve al ver esa película de pequeño”.

Pero como no podía ser de otra manera, una cinta de espías en manos de Christopher Nolan era imposible que se pareciera a cualquier otra. ¿Qué ocurre cuando el todo ese imaginario de intrigas internacionales se mezcla con la ambición visual y narrativa de un director obsesionado con el tiempo y con la manera en la que lo percibimos? El resultado es ‘Tenet’.

 “Las ideas que aparecen en esta película llevaban rondándome la cabeza desde hacía mucho tiempo, décadas. Las personas que hayan visto mis primeros trabajos reconocerán algunas cosas que estaban ahí presentes, como la bala que impacta y vuelve a meterse dentro del arma. Lo usé de forma metafórica en ‘Memento’, pero en esta ocasión quería profundizar en estas imágenes y darles un sentido más completo”, dice Christopher Nolan en una rueda de prensa virtual organizada por Warner y en la que estaba presente todo el reparto de su nueva película.

Para el director, lo más difícil era crear una idea de espacio y de tiempo diferente que rompiese con las expectativas del espectador. Y después, plasmar en imágenes todos esos conceptos que había creado de forma teórica. “Quería que el público reconsiderara su visión del mundo a través de las imágenes para ofrecerle una experiencia única”.

Nolan es un director ambicioso, pero también muy meticuloso a la hora de elaborar sus guiones y conseguir que todas las piezas con las que construye sus mecanos narrativos logren encajar. En esta ocasión, tardó casi siete años en escribir ‘Tenet’ y en componer toda su estructura en forma de palíndromo que se puede leer (y ver) de la misma manera hacia delante y hacia atrás. “Todas las leyes de la física son simétricas excepto la entropía. Teóricamente si pudieras invertir el flujo de entropía de un objeto, podrías también invertir su flujo temporal”. A partir de esa base científica, el director utiliza el género sci-fi para crear un universo que tiene sus propias reglas y que esconde muchos secretos que el espectador tendrá que ir desentrañando a medida que avanza la trama, en un sentido o en otro.

El punto de vista de la audencia

“Cuando leí el guion me di cuenta de que mi personaje se identificaba con el punto de vista de la audiencia. Ambos hacen el mismo viaje de conocimiento y juntos van desentrañando los misterios”, cuenta John David Washington, el protagonista de ‘Tenet’. Él es una persona íntegra en un mundo que parece condenado a la descomposición moral. Tiene principios y se compromete con lo que hace, en este caso, salvar el mundo del colapso (a partir de un choque entre el futuro y el presente), un poder que parece tener en sus manos su antagonista, Andrei, interpretado por Kenneth Branagh. “Es una especie de doctor Fausto. Un hombre que hace un gran pacto a cambio de poder. Pero también tendrá que pagar un precio por lo que hace, lo cuál también lo convierte en un ser vulnerable”, cuenta el actor y director británico. El blanco de toda su ira será su propia esposa, sobre la que ejerce el maltrato físico y sicológico. “Es una mujer llena de contradicciones, que se ha tenido que esconder detrás de un muro para poder sobrevivir en esa situación de terror continuo y que tendrá que aprender a liberarse”, cuenta Elizabeth Debicki.

El último vértice de este cuadrado mágico (de Sator) es sin duda el más misterioso y lo encarna Robert Pattinson. No sabemos quién es, solo que se convertirá en el compañero del protagonista y que tiene algunas cosas claras dentro de este galimatías. El actor, acostumbrado a trabajar con autores de mentes retorcidas, lo reconoce: “Era todo tan complejo que te obligaba a estar alerta todo el tiempo”.