LO QUE NO SABÍAS DE...

Icíar Bollaín nos explica las curiosidades de la comedia 'La boda de Rosa'

dsc2080 la-boda-de-rosa -anatxo-martanez rec

dsc2080 la-boda-de-rosa -anatxo-martanez rec / periodico

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Acaba de llegar a los cines la nueva película de Icíar Bollaín, La boda de Rosa, que va a ser uno de los grandes títulos del año. Es una comedia dramática protagonizada por Candela Peña, Sergi López, Nathalie Poza, Ramón Barea y la joven Paula Usero (Velvet Collection, Amar es para siempre). Rosa es una mujer que está todo el día ocupada. Trabaja en el departamento de vestuario de una productora audiovisual, se encarga de sus sobrinos y cuida al gato de una amiga. Todos le exigen su ayuda y ella nunca sabe decir no. Llega al límite cuando su padre viudo le dice que va a instalarse en su casa y decide refugiarse en el taller que llevaba su madre en Benicàssim. Allí tomará una importante decisión: casarse… consigo misma.

Es una película aparentemente ligera que esconde múltiples cargas de profundidad. Todos conocemos a alguna Rosa, esa mujer que se desvive por los demás y no tiene tiempo para sí misma. Una superheroina de la vida real que un día dice basta. Su intención con este gesto es comprometerse con ella misma a respetarse, quererse y valorarse. Y también que los demás la valoren, que la dejen hablar y que la escuchen, ya que su entorno es bastante egoísta. Aunque trata un tema dramático es muy irónica y provoca más risas y carcajadas que muchas presuntas comedias y las utiliza para denunciar, poniendo buena cara, la situación de la protagonista, reflejo de muchas otras mujeres. Es sincera, honesta y muy inteligente y tiene toda la pinta de colarse entre las candidatas a premios de la temporada. Su directora nos explica las anécdotas surgidas durante el rodaje.

-La lluvia en Valencia no es una maravilla. “El principal problema que tuvimos fue una tormenta en Valencia en pleno septiembre con zonas totalmente inundadas. No nos pilló de lleno, pero estábamos al lado y tuvimos que estar achicando agua a cubos del escenario del taller familiar. También nos afectó en la escena de la boda, ya que desapareció la mitad de la playa y tuvimos que apretar a los extras porque en ese entorno ya no cabían”.

-Enfermedad y sostenibilidad. “Me pasé media película enferma porque tuve una neumonía y no encontraba médico en Valencia ni diagnóstico hasta avanzado el rodaje. Fue muy heavy pero conseguí rodar. Intentamos que fuera un rodaje sostenible, con botellas de agua de cristal individualizadas para evitar el plástico y un día a la semana, el menú era vegetariano. Pensaba que los eléctricos no iban a pasar por ahí, pero luego esta comida triunfó.

-Camarero, otra de calamares. “Cuando íbamos a rodar la escena de la comida en la que Candela le cuenta a su familia que se va a casar, les pregunté a los actores qué querían comer. Las actrices dijeron que harían ver que comían, pero que lo evitarían. Sergi pidió calamares, y se pasó el día comiéndoselos sin parar. En algunas frases se le nota porque habla con la boca llena”.

-Los Goya más dulces. “Los padres de una chica del equipo tienen una bombonería y nos hicieron a cada uno una réplica exacta de los Goya en chocolate y nos los regalaron. Todos nos lo llevamos a casa. No sé si se lo comieron o lo guardaron de recuerdo, pero puedo asegurar que era un chocolate exquisito”.

-La otra boda rosa. “Había muchas mujeres en el equipo, no lo hicimos expresamente, pero fue así. Dos chicas de producción aprovecharon el decorado del arco de flores de la boda de Rosa para casarse. Entre ellas dos, no consigo mismas…”

-Una carrera de cuatro semanas. “La escena inicial en la que Candela va corriendo se repartió durante todo el rodaje. Las escenas largas, las del principio, las filmamos en dos días, pero los momentos en los que ella está sola los íbamos rodando cuando teníamos un hueco a lo largo de cuatro semanas y tenía una doble para descansar un rato”.

-Català amb naturalitat. “Fue muy divertido rodar en catalán. Tenía todo el sentido, la película pasaba en Valencia y era natural, no forzado. Escribí el guion con Alicia Luna en castellano pero me gusta mucho, le da alegría, verdad”.

-El taller familiar. “Fue mérito de Laia Colet, la responsable de la dirección artística. Encontramos un espacio que iban a derruir para hacer apartamentos y pudimos hacer de todo, ya que era distinto arquitectónicamente, tenía otra distribución. Para crearlo inventamos una especie de biografía de esa tienda, que era una mercería regentada por el abuelo, luego se convertiría en el taller de la madre, malvivió hasta los 80, fue decayendo en los 90 y se cerró en el 2008. Imaginamos una madre como Rosa, con talento para la ropa pero que se quedó en una tiendita de pueblo. Algo de eso hay en la historia cuando la hija le dice a Rosa que no renuncie porque su madre ya renunció por ellas. Intentamos crear la atmósfera de que su sueño era ese aunque no lo verbalizara”.

-Los amos del rodaje. “Los bebés gemelos con los que trabajamos eran más buenos… Rodábamos en función de ellos sacrificando el orden de filmación porque se cansaban y cuando lloraban ya no había nada que hacer, era mejor que descansaran. Paula Usero, que interpreta a su madre, lo hizo de maravilla. Rodaba cuando ellos podían o se quedaba grabando sola haciendo ver que ellos estaban fuera de campo. Conoció a sus padres, trató con los bebés antes de rodar, les daba la comida, jugaba con ellos y se los ganó. En una escena, los niños estaban comiendo y tenían que ensuciarlo todo mientras ella hablaba por teléfono. El equipo estaba aterrado, pero yo estaba muy tranquila porque lo he vivido con mis tres hijos. No hace falta hacer demasiado, basta dejarlos solos y la lían parda. Luego lo arreglas todo en montaje”.

-Un gato incómodo. “El gato que aparece en la película estaba estresadísimo, no estaba cómodo, no se relajaba. Los gatos no son como los perros, son más caseros y eso de estar en una habitación que no era la suya con 40 desconocidos no le hacía ninguna gracia. Candela se llevó algún que otro arañazo…”

-En bata y con mascarilla. “Con la escena en la que Candela camina en bata y con una mascarilla facial por Benicàssim intentábamos provocar una situación cómica. La rodamos en parte en esa localidad y, en parte, en Valencia (donde reprodujimos la estación de tren). Lo curioso es que la gente ni pestañeaba, ella corría una y otra vez arriba y abajo y nadie la miraba, la gente estaba a su aire tomando café en la terraza y ni se fijaban en ella”.

-Nombres con doble sentido. “El personaje de Armando recibe este nombre a propósito. Me parece muy gracioso, ya que siempre va armando líos. También intentamos que las mujeres tuvieran nombres de flores. La madre se llamaba Amapola, las hijas Violeta y Rosa y también hay una Marga”.

-La camiseta hortera. “El personaje de Sergi López tiene la idea de hacer una camiseta con los miembros de la familia. Tuve dudas de si las debían llevar o no en la secuencia de la despedida de soltera porque eran muy graciosas, una horterada espectacular. Pero como luego había un diálogo importante y bastante dramático opté por eliminarlas de esa escena”.

-Sorpresa, sorpresa. “Para la parte de la boda que transcurre en el ayuntamiento le pregunté a Candela si quería ensayar la llegada al decorado o entrar a la primera, sin haberlo visto, para ver la sorpresa que le habían liado. Prefirió la segunda opción, la que está en el montaje final. Los extras tampoco entendían nada, entra la novia y no va vestida de boda. Las expresiones de unos y otros son reales”.

-Una oportuna coincidencia. “Contactamos con Rozalén en rodaje. Yo nunca había tenido una canción original. Vio el primer montaje, le encantó y me explicó que estaba escribiendo un nuevo disco y había una canción alrededor de esa idea de cuidarse a uno mismo y poner límites a los demás. Que no, que no me encanta, es preciosa, alegre y tiene el mismo espíritu que la película”.