CRÍTICA DE CINE

'Quisiera que alguien me esperara en algún lugar': títulos largos, narraciones dispersas

Arnaud Viard intenta captar la esencia de los relatos cortos de Anna Gavalda

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Quisiera que alguien me esperara en algún lugar'

Tráiler de 'Quisiera que alguien me esperara en algún lugar'. / periodico

Beatriz Martínez

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Hay películas que tienen tantas ramificaciones como el número de personajes que salen en ellas. Todos cuentan, todos tienen algo de aportar. Al principio esa tupida red coral de relaciones resulta confusa, ¿cuál es el foco? En realidad, no hay un epicentro sino un conjunto de estados de ánimo que nos llevan por la inseguridad, el sentimiento de desorientación, la frustración y la culpa.

Arnaud Viard intenta captar la esencia de los relatos cortos de Anna Gavalda para componer un mosaico de criaturas que se enfrentan a la complicada tarea de tener que tomar una decisión con respecto a sus vidas. El director se acerca a todos ellos con respeto, sin entrometerse demasiado y a una distancia prudencial para plasmar sus silencios, sus cavilaciones, esos tiempos muertos que son el preludio de una revelación que a veces puede ser buena y liberadora y otras mala y devastadora.

Los miembros de una familia acomodada se convierten en los protagonistas de esta película en apariencia serena, pero con trasfondo convulso, en la que poco a poco se vislumbra una voz narradora, que no es otra que el alter ego ficticio de la propia Gavalda, que encarna una estupenda Alice Taglioni, encargada de aglutinar una memoria colectiva que a veces resulta sutil y otras un tanto afectada y naíf.