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El Aquitània repone 'Likes', comedia negra sobre el peligro de las redes

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Eduardo de Vicente

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Las nuevas tecnologías han llegado a nuestras vidas y las están cambiando de arriba a abajo, los móviles cada vez con más funciones y las redes sociales se han convertido en indispensables para la vida diaria y tienen muchas aplicaciones que nos ayudan. Pero también tienen su lado oscuro que puede llevarnos a la dependencia y provocarnos problemas inimaginables. Sobre todo ello habla Likes (Dara Teatre), escrita y dirigida por Roc Esquius, una interesante comedia negra sobre la precariedad laboral que hace reflexionar y que ha regresado este verano al Aquitània Teatre tras el éxito que cosechó en anteriores temporadas.

El escenario representa una oficina de coworking (ese lugar donde los jóvenes alquilan un pequeño espacio para trabajar) aunque un plafón nos indica que, jocosamente, han jugado con la palabra para transformarla en “cow or king” (vaca o rey). Cuatro lámparas de diseño cuelgan del techo y hay cuatro mesitas con sus respectivos ocupantes y portátiles. Los personajes son una diseñadora (Berta), una novelista (Lídia), un creador de una página de apuestas (Toni) y un músico (Pol).

Un juego que se convierte en obsesión

Ninguno de ellos ha conseguido triunfar pero siguen intentándolo hasta que descubren el poder de las redes sociales y se lanzan retos entre Lídia y Toni, a los que luego se une Berta, para conseguir cada vez más “likes” o “agraïments”, como los denomina la escritora. Lo que empieza como un juego se va transformando en una obsesión y, al mismo tiempo, descubren que su popularidad en las redes les proporciona trabajo. El artista, Pol, es una especie de Pepito Grillo que critica las mentiras que van esparciendo para ir sumando corazoncitos pero le contestan que está perdiendo el tiempo componiendo en vez de buscar una nueva manera de conseguir seguidores.

Van pasando los días y se convierten en unos auténticos yonquis de los like, utilizan más tratamientos fotográficos, buscan posturas insólitas, arriesgan cada vez más, sus vidas personales se resienten… Creen que todo les sonríe, están empezando a tener ofertas laborales pero no por la calidad de su trabajo, sino por haberse convertido en populares. “Per fí som algú, som virals”, exclama uno de ellos y siguen adelante sin pensar en las consecuencias que, evidentemente, las tendrá.

El imperio de la superficialidad llega a la realidad

Es un montaje sobre el imperio de la superficialidad que estamos creando entre todos, ese mundo tan etéreo como esa nube donde están colgadas nuestras imágenes, donde es más importante el postureo que la realidad, la vida virtual antes que la palpable. Un celebrado capítulo de Black Mirror (Nosedive) ya alertaba de la posibilidad contraria, de que la gente fuera discriminada por ser poco aceptada en las redes pero es que ya empieza a convertirse en una realidad. Uno de los supuestos que plantean (el que un profesional sea contratado por su “popularidad” virtual antes que por su trabajo ya ha ocurrido). Sin ir más lejos, una famosa saga de películas norteamericanas reclutó hace unos años a una actriz extranjera únicamente teniendo en cuenta su repercusión en redes sociales, no su talento.

Cada uno de los actores tiene su momento de lucimiento, Míriam Tortosa (Lídia) hace un divertido monólogo exagerando la letra P y su explosión en la escena final es memorable, Núria Deulofeu (Berta) va de menos a más y en el tramo final cuando hace el click y cambia, brilla con su ironía, Isidre Montserrat (Toni) es el instigador y destaca su capacidad de convicción mientras que Bernat Mestre (Pol) hace creíble la evolución de su personaje, el músico que parece ser el único que ve la realidad, parece...

Una buena lección para los jóvenes

Es una obra que sería muy recomendable para que la descubrieran los adolescentes, que se dieran cuenta de que las redes no son solo un juego, que la exposición continua de nuestras vidas puede tener muchos peligros. Y que, al acabar la función, un adulto les ayudara a reflexionar sobre ello para que actuaran en esos foros con la discreción necesaria. Ahora que cada vez se vela más por la privacidad de las personas parece un contrasentido que nosotros estemos divulgando nuestra vida a cambio de nada… y hay quien saca un buen provecho de ello.

Nos gusta Likes por lo que tiene de espejo donde reflejarnos, por hacer una autocrítica del ser humano del siglo XXI con humor pero también con trascendencia, por alertarnos antes de que sea demasiado tarde. Hay que descubrirla. Y, ya sabes, si te ha gustado este artículo, ponme un corazoncito… (por si alguien no lo ha pillado, es ironía).