Concierto en el recinto modernista

Quartet Gerhard vuelve al Palau soplando las velas de su décimo aniversario

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Pablo Meléndez-Haddad

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Que cuatro músicos cumplan una década compartiendo un proyecto artístico cargado de pasión y creatividad en total armonía es motivo de celebración. Por ello el Quartet Gerhard, integrado por Lluís Castán y Judit Bardolet (violines), Miquel Jordà (viola) y Jesús Miralles (violonchelo), subirá este miércoles al escenario del Palau de la Música Catalana para demostrar la excelencia de un discurso que vive su primera madurez.

El conjunto de cámara está considerado como uno de los cuartetos europeos de más proyección, y si la pandemia les ha servido a sus integrantes para tomarse ese descanso que buscaban desde hacía un par de años, también se ha convertido en un aliciente para regresar a un escenario que ya forma parte de su trayectoria. Allí, estos cuatro talentos de las cuerdas vivieron uno de esos momentos inolvidables en su carrera. “Cuando en el 2012 ganamos El Primer Palau acabábamos de resultar finalistas del Concurso de Hamburgo, uno de los más exigentes del mundo”, explica Bardolet, en representación del cuarteto. “Fueron un par de meses en los que nos unimos especialmente, que demostraban el resultado del trabajo que estábamos haciendo. Fue como también esa tarde verano de hace más de una década en la que tocamos juntos por primera vez. Los cuatro siempre habíamos tenido como objetivo hacer música de cámara porque es muy gratificante para un músico, y un cuarteto es una formación ideal para ello. Hubo una rápida conjunción, hubo química, supimos entendernos y conseguir un sonido empastado... Éramos amigos, pero cuando tocamos se creó algo especial que nos empujó a seguir juntos”, recuerda la intérprete.

El otro momento que Bardolet resalta como fundamental en la trayectoria del conjunto – “fue inolvidable”, apunta-, fue el que vivieron en enero pasado, “al inaugurar la Bienal de Cuartetos, tocando la ‘Suite Lírica’ de Alban Berg ante cuartetos de toda Europa”. Esa noche también tocaron a Beethoven en su año de aniversario. En el concierto del Palau volverán al origen, con obras de Gerhard y Schubert.

Brillante cuarteto de Schubert

“El ‘Cuarteto de cuerda Nº 2’ de Gerhard es todo un reto, una obra muy difícil. Siempre hemos querido reivindicar la obra de Gerhard y destacar su figura como compositor –señala-. También tocaremos el ‘Cuarteto Nº 15, en Sol Mayor, D. 887’, el último de los que compuso Schubert. Es brillante y una de las razones por las que quisimos convertirnos en un cuarteto”.

Precisamente, el Quartet Gerhard cumplía 10 años en marzo, en pleno confinamiento, coincidiendo con el medio siglo de la muerte de Gerhard. “Estábamos en Berlín, donde vivimos desde hace siete años, y queríamos cogernos un descanso, pero las celebraciones nos obligaban a preparar nuevo repertorio. Al final tuvimos la pausa que necesitábamos y que era necesaria antes de encarar estos 10 años, que es mucho y es poco. Es un primer paso de madurez, de estabilidad que nace de la trayectoria, pero también tenemos mucho en perspectiva y retos de futuro”. 

Una década más por delante como mínimo

“Como mínimo tenemos 10 años por delante como cuarteto, y siempre con Gerhard en el horizonte”, asegura Bardolet. “A los cuatro nos llamaba la atención su figura algo enigmática. Como músico lo vemos al nivel de Schoenberg o Berg, como el mejor compositor catalán del siglo XX, pero además tenía una personalidad muy comprometida con la cultura. Era un inconformista, siempre iba más allá, no se cerraba a las corrientes de su época. Cuando conocimos sus dos cuartetos quedamos encantados y por eso siempre tocamos su música y potenciamos su figura. Creemos en su manera de pensar y en su obra”.

Los cuatro miembros del grupo son “muy activos” en lo que respecta a incorporar nuevo repertorio. “Al principio había un exceso de ideas y siempre de obras complejas de autores como Janácek, Kurtag o Gerhard, porque no comenzamos con el repertorio habitual tocando a Haynd o Schubert. Para nosotros todo eran retos. Últimamente estamos condicionados por lo que nos piden los programadores y no queremos encasillarnos. El caso es que no nos discutimos y todo es muy natural en la toma de decisiones”.

En la última década, añade, han “evolucionado para ser más eficaces”. “Antes leíamos mucho en conjunto e íbamos montando, pero ante una obra nueva es más eficaz que cada uno llegue al ensayo muy preparado. Así todo es más rápido, gracias a un trabajo previo. Eso se une al trabajo como cuarteto para acabar de definir la obra. Ahí es dónde está lo gratificante de hacer música de cámara”.