CRÍTICA DE CINE

'La decisión de Alice': desconcertante determinación

Quim Casas

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La actriz Emilie Piponnier aguanta bien el tipo en un personaje con demasiadas fisuras para ser, dramáticamente, creíble del todo. La protagonista de 'La decisión de Alice' ve como su mundo da un vuelco radical de la noche a la mañana. Felizmente casada y con un hijo pequeño, descubre que su esposo tiene una doble vida y no solo la ha engañado con prostitutas, sino que se ha gastado todo el dinero que el padre de ella le había dado para invertir en el piso que aún están pagando. Ruina absoluta: económica, hipotecaria, amorosa, afectiva, familiar (la madre le dice en conversación telefónica que esas cosas pasan... ¡y que debe cuidar más a su marido!) y profesional.

Alice no llama a la policía ni a los amigos comunes, sino que, como si fuera la Catherine Deneuve de 'Belle de jour', descubre la dirección de la sofisticada agencia de acompañantes femeninas que frecuenta su marido y se pone a trabajar en lo mismo. Aunque hay algún momento de verdad dramática, sobre todo en lo que afecta a la relación entre Alice y Lisa, una de las prostitutas, el grueso del filme navega en una especie de sinsentido donde se dicen y hacen cosas inverosímiles en el contexto de un realato realista como este.