ESTRENO EN 'STREAMING'

'El pájaro pintado', la cruda violencia retratada con exquisitez

Václav Marhoul estrena la versión cinematográfica de la célebre novela de Jerzy Kosinski, que ya ha generado controversia por la dureza de sus imágenes

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Nando Salvà

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Cuando Václav Marhoul se hizo con los derechos para adaptar a la pantalla la novela ‘El pájaro pintado’, escrita por Jerzy Kosiński en 1965, asumió una responsabilidad tremenda. Antes que él varios cineastas –Warren Beatty entre ellos– habían intentado sin éxito obtenerlos, y el propio Kosiński llegó a decir que Luis Buñuel y Federico Fellini eran los únicos artistas capaces de hacer una película como esa. Además, recordemos, el libro es considerado una de las obras esenciales de la literatura sobre el nazismo y el Holocausto.

“Yo no lo interpreto como un texto sobre la segunda guerra mundial”, matiza en todo caso el director checo. “Para mí es una historia universal e imperecedera. Podría haberla ambientado en la América racista de los años 60 o en Marte y seguiría teniendo la misma fuerza dramática”. De haber trasladado el relato original de Kosiński a un contexto marciano, eso sí, la película –recién estrenada en España a través de varias plataformas de ‘streaming’– no habría ido generando tanta controversia como lo ha hecho desde que vio la luz en la pasada Mostra de Venecia a causa de los extraordinarios episodios de crueldad que retrata.

Incesto, violaciones, mutilaciones

Mientras acompaña a un niño huérfano judío que deambula por zonas rurales de una Europa del Este física y moralmente destruida a causa de la barbarie bélica, Marhoul encadena escenas de incesto, violaciones y mutilaciones. En una de ellas, los ojos de un hombre le son arrancados con una cuchara; en otra, alguien muere devorado por las ratas. El pequeño protagonista es enterrado hasta el cuello y picoteado por los cuervos, arrojado a una piscina de aguas fecales, torturado con látigos y cadenas y agredido sexualmente por hombres y mujeres. “Pero la violencia está rodada con mucho tacto”, se justifica el director. “No he hecho la película para escandalizar, sino para reflexionar sobre cómo, durante cualquier situación extrema, los seres humanos dejamos que aflore lo peor de nuestra personalidad. Quizá, en el fondo, la maldad sea el rasgo que mejor nos define”.

En todo caso, quizá lo más chocante de ‘El pájaro pintado’ no sean esos episodios de brutalidad sino la exquisita fotografía en blanco y negro y la estilización visual general con la que han sido rodados. ¿Qué sentido tiene poner tanto empeño en que la barbarie quede bonita? “Pero es que yo creo que mi película cuenta una historia muy hermosa, que habla de esperanza, bondad y amor”, afirma Marhoul a modo de réplica. “Las escenas en las que el niño es tratado con ternura y humanidad resultan significativas precisamente porque están envueltas de atrocidades”.

Estafa literaria

Uno de los motivos por los que el libro de Kosiński se convirtió en un éxito de ventas en el momento de su publicación es que se dio por hecho que se basaba en la traumática experiencia personal del autor polaco durante la guerra. Era una asunción equivocada que, en todo caso, él no intentó corregir. Con los años salió a la luz que, en realidad, Kosiński y su familia habían sido salvados de los nazis por parte de campesinos católicos, que arriesgaron sus vidas para ocultar a sus compatriotas judíos. “Le encantaba ser el centro de atención, aunque eso supusiera mentir sobre algo tan serio”, opina Marhoul sobre el escritor. “Al parecer, solía contarles a las mujeres que le habían cortado el pene en un campo de concentración, y les preguntaba si querían ver la cicatriz”.

El suicidio de Kosiński en 1991 fue interpretado como su forma de expiar la culpa por haber instrumentalizado los horrores del nazismo para su beneficio personal. “A mí no me importa que lo que el libro cuenta resultara ser una invención”, sentencia el director. “No quise contar una historia real sino una historia relevante, y lo que sucede en mi película también sucede actualmente en lugares como Siria y Mali”.

Un relato actual

Marhoul sabe de lo que habla. Como reservista del ejército checo ha participado en misiones de paz en Kosovo, Iraq y Afganistán. “He sido testigo de cosas terribles, como el asesinato de una docena de niños que jugaban al voleibol a manos de los talibanes; he visitado campos de refugiados y oído relatos de sufrimiento infantil que me han helado la sangre”. Esos dramas, añade, son evidencia del empeño que la Historia tiene en repetirse a sí misma. “No hay más que fijarse en el resurgir de la extrema derecha en toda Europa. Los fascistas manipulan a la gente apelando a sus terrores más primarios. Los seres humanos tenemos miedo a quienes son diferentes, y si nos asustamos nos volvemos agresivos. Cuando no entendemos algo, preferimos atacar antes que hablar. Es nuestra naturaleza”.