RUTA DE FIESTAS

Lildami: "Los raperos pecan de sonidos cutres"

El cantante y rapero de Terrassa revoluciona las fiestas mayores con su música urbana y aborda citas en el Cruïlla XXS y en el Camp de Mart, de Tarragona

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Jordi Bianciotto

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Damià Rodríguez, Lildami, es la última sensación de las fiestas mayores con su evolutiva versión de la música urbana en catalán, que se abre paso en un circuito dominado por la verbena mestiza. Tras lanzar el álbum ‘Flors mentre visqui’ y los sencillos ‘A la sang’ y ‘Otra raya pal tigre’, actuará en el Cruïlla XXS, concierto que iba a celebrarse este viernes en el BCN Hub y que se ha trasladado a 2 de agosto en el Poble Espanyol. También estará el 8 en La Canonja, el 27 en Tarragona (Camp de Mart) y el 29 en Centelles.

¿Es un revulsivo en las fiestas mayores?

Fui el primero en entrar en el ‘mainstream’ de este circuito. Hacer la canción del verano del 2019 en TV-3, actuar en el Cruïlla, en la Mercè..., han sido hitos que he tenido la suerte de vivir, y supongo que represento un cambio de paradigma, como dirían Manel.

Las fiestas llevan unos años dominadas por la música verbenera mestiza. ¿Se ha sentido allí como pulpo en un garaje?

Durante un tiempo, sí, 100%. Era “ya llegan los del rap”. Pero de milagro hemos podido tocar una tecla, la de aglutinar al público de la música urbana y al que escucha a Els Amics de les Arts u Oques Grasses. Esto es lo guay. En nuestros conciertos ves gente con camiseta de la Pawn Gang, pero también de Búhos. Al final, en la música lo importante es comunicar.

El mestizaje y la pachanga, ¿ya han tocado techo?

No lo creo. Siempre hay lugar para seguir innovando dentro de un estilo. El error es limitarte a copiar y no arriesgar: ver que Oques Grasses lo están petando e intentar hacer lo mismo. Igual que cuando Manel empezó, todo eran ukeleles. Es importante forzar los límites. Aunque pueda sonar un poco pedante, quizá a nosotros nos ha ido bien porque hemos hecho cosas que en Catalunya no se habían hecho.

¿Se considera rapero, trapero...?

También, también, etiquetar la música es ponerle puertas al campo. Con Dr. Chen (Martí Mora), el productor, estamos encontrando nuestro lugar bebiendo del reguetón y del trap, y de mis influencias del rap: desde la movida de Chicago del 2012-13 hasta Jay-Z y clásicos como NWA. Pero lo nuestro bebe también de los grupos más pop de aquí.

En ‘La dels Manel’ cogen un ‘sample’ de ‘Al mar!’ y lo pasan por un ritmo reguetón. ¿Un homenaje sincero?

¡100%! En Estados Unidos, los raperos beben del folklore americano y ‘samplean’ a Nina Simone. Pues nosotros ‘sampleamos’ cultura catalana.

"Yo había sido cutre, pero hay que ofrecer algo decente. Es tu empresa" 

A su vez, Manel luego ‘sampleó’ a Maria del Mar Bonet en ‘Per la bona gent’.

¡Ahora ya solo falta que Maria del Mar Bonet me ‘samplee’ a mí y quedará el círculo cerrado!

¿Ha vivido situaciones de rechazo en las fiestas mayores? ¿Pancartas como “el rap no es bienvenido en este pueblo”?

No, no, ¡ojalá! La llegaremos a eso. Un día, empujaremos tanto los límites que me pondrán la cruz. A veces notas que algunos grupos ven esta música como el tren cuyas vías van a partir la tierra en dos. Formas de pensar que van hacia atrás.

¿Qué público tienen?

El grueso está entre los 16 y los 22 o 24, pero cada vez veo más gente joven y más gente mayor. Buena señal.

¿Diría que su música tiene un fondo festivo, con canciones tan simpáticas como ‘Tu et moriràs’?

¡Esta canción es de celebración! Tú te morirás, yo también... No deja de ser el ‘carpe diem’. Nada importa tanto como para que nos preocupemos.

¿Qué representan para usted las fiestas mayores?

Son algo muy bestia, muy único de Catalunya. En otros lugares van más de ‘disco móvil’, y aquí los pueblos apuestan por carteles decentes. Y vas a un pueblo de 5.000 habitantes y en la fiesta mayor hay 5.000 personas. Son la puerta para que mucha gente te descubra.

¿A qué hora les gusta tocar?

A las diez o las once de la noche. No más tarde: me gusta cenar como un señor e irme a dormir temprano a casa. No somos un grupo para las tres de la madrugada. A esa hora necesitas algo con más tralla.

¿Hay un paquete de artistas urbanos que funcione como unidad en las fiestas?

Este año compartimos mucho público con 31 FAM, Pawn Gang y Flashy Ice Cream.

¿Cómo es un directo de Lildami?

Somos tres; Chen, que canta y pincha, Mariona (Batalla), que también canta, y yo. Hemos invertido en unas barras de luz, equipo de sonido... Lástima que lo estrenamos en febrero en las Barraques de Girona y a las pocas semanas, ‘crack’, todos a casa. Ahora tenemos las mejores luces de la escena en catalán. Porque los raperos pecan de sonidos cutres. Yo había sido cutre, pero hay que ofrecer algo decente, sin pensar lo que te vas a ahorrar si no inviertes. Esta es tu empresa. Si haces un ‘show’ de mierda, acortas tu carrera.

Y al público adulto que frunce el ceño ante un grupo en el que no hay guitarras, ni bajos, ni baterías, ¿qué le dice?

Que no piensen en cómo está hecha la música. Lo que importa es si algo te gusta o no. A veces se piensa que, cuanto más tiempo ha dedicado un autor en crear una obra, mejor será, y no creo que sea así. Si yo he hecho una canción en una mañana y te llega, misión cumplida.

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