Tocar para revivir tu pueblo

Joan Garriga i El Mariatxi Galàctic ofrecen tres vibrantes pases en el centenario cine Alhambra de La Garriga

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Nando Cruz

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El acordeonista del pueblo lleva 40 años haciendo el mismo recorrido. De niño, andaba la calle Calabria con sus padres hasta el cine Alhambra para ver las aventuras de la saga 'Indiana Jones' o reposiciones de clásicos como 'Ben-Hur' y 'La diligencia'. Ya como padre, era él quien llevaba de la mano a sus hijos hasta el cine para disfrutar las últimas entregas de la saga 'Star wars', 'Matrix' o 'Coco'. El jueves volvió sobre sus pasos. Pero esta vez fue con su acordeón a cuestas. Él iba a ser el protagonista de la película.

El acordeonista es Joan Garriga, fundador de grupos como Dusminguet y La Troba Kung-Fú. El pueblo, La Garriga. Y el cine Alhambra, fundado en 1913, es un referente cultural para la población. Cuando en el 2013 estuvo al borde del cierre, la población entera se movilizó para evitarlo. Hoy, cada butaca lleva el nombre de una familia, empresa o institución que ayudó a salvar y modernizar la sala; los Oller García, la gestoría Sergi i Associats... La Troba Kung-Fú también actuó en el cine para generar ingresos. Fue una iniciativa en sintonía con aquella gira de Dusminguet por ateneos, casales y teatros con la que reivindicaban tantísimos edificios que agonizan en el centro de las poblaciones mientras se fomenta el pabellón deportivo a las afueras como lugar donde desplazar el ocio. Eso fue hace 17 años.

Cierre por confinamiento

El Alhambra cerró tres meses debido al confinamiento. Otro severo golpe para el cine. Reabrió el 11 de junio con 'Parásitos' y con ganas de reactivar la vida cultural de La Garriga. Pronto se ofreció el acordeonista del pueblo para tocar en la sala. En el cine ya se anunciaba la proyección de 'Padre no hay más que uno 2', pero al final hubo que reservar hasta tres fechas para el estreno de 'El ball i el plany', el nuevo disco de Joan Garriga i El Mariatxi Galàctic. "Disfrutaréis como nunca", aseguraba Josep Maria Miró, dueño de la sala desde 1977, a los vecinos que habían agotado las entradas y, que tras lavarse las manos con gel hidroalcohólico, se adentraban en la platea.

"¿Cuántos sois? ¿Tres? ¿Delante, en medio o al fondo?", preguntaba a cada grupo Josep Maria Simó II, su hijo, en funciones de acomodador.

El Equipo A de la 'rumbia'

El jueves, el técnico de sonido se sentó en la butaca a nombre de l’àvia Lola de la familia Viñas Borrell. De fondo sonaba un surtido de bandas sonoras de Morricone. Cuando las luces se apagaron, el cuarteto avanzó hasta el escenario por el pasillo central. Ahí estaba el guitarrista de los mil trucos Madjid Fahem, el siempre sereno bajista Marià Roch, el forzudo mecánico del ritmo Rambo y el cerebro Joan Garriga. 'El Equipo A': mercenarios de la 'rumbia', la polka, el vals, el corrido y tantísimas otras causas justas.

A lo largo de casi dos horas, el Alhambra proyectó canciones que ayudan a mantener la cordura en un presente tan convulso. Rancheras contra el insomnio y reggae contra el desánimo existencial. Y la incertidumbre se hizo más llevadera. Y el miedo se fue disipando. "Un aplauso para el cine Alhambra", pidió 'Hannibal' Garriga. Y el patio de butacas en pleno celebró ese triunfo colectivo que significa disponer de un local en La Garriga en el que reunirse a ver películas o a disfrutar de un concierto. Y Madjid se marcó un solo de guitarra acústica con efecto wah-wah que ahuyentó la pena. Y Rambo desencalló el conflicto con un compás de rumbatón made in Hostafrancs. Y Marià parecía que no estaba allí, pero siempre está allí.

Sentirse vivo

"En esta prisión de la nueva normalidad, bailaremos aunque sea en un metro cuadrado", propuso el coronel Garriga. La oscuridad disimulaba que el cine estaba medio vacío por la restricción de aforo, pero el bullicio del fondo indicaba que allí atrás algunas ya bailaban. Porque la tristeza se conjura bailando. Porque el mejor truco para sobrevivir es sentirse vivo. Porque nadie sabe qué nos espera mañana. Y porque con las proyecciones visuales, el directo que armaron para revitalizar el cine y el pueblo devino una muy trepidante y emotiva 'road movie': de Río Grande al Puiggraciós, de Argelia a Perpinyà, de la rumba a la cumbia y vuelta a empezar.

Pero a diferencia de las películas, los conciertos permiten una escena extra. El bis. Y el de esa noche fue pura magia. 'El setè cel' de Jaume Sisa y 'Volant', de La Troba Kung-Fú, fundidos en una nana sideral, hermanados a ritmo reggae-dub como lo que son: las dos canciones más ensoñadoras escritas en lengua catalana. Despejando horizontes y pulmones para la que se nos viene encima. Joan Garriga i el Mariatxi Galàctic: "Si usted tiene algún problema y se los encuentra, tal vez pueda contratarlos".