LA INCERTIDUMBRE ANTE LAS NUEVAS RESTRICCIONES POR LOS BROTES

Grec, Cruïlla y Pedralbes siguen adelante con sus programaciones

Los tres festivales de verano y Sala Barcelona mantienen su actividad, siguiendo indicaciones de la 'conselleria' de Cultura y del Ayuntamiento, y pese a que el Procicat no se ha pronunciado sobre casos específicos

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Jordi Bianciotto

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El Grec, Cruïlla XXS, Fes Pedralbes Sala Barcelona siguen adelante con sus programaciones contando con el "consentimiento" del Ayuntamiento y de la 'conselleria' de Cultura para mantener su actividad y constituir así excepciones a la prohibición de los espectáculos culturales impuesta por el Govern a causa de los rebrotes de covid-19. Estos festivales han anunciado la continuidad pese a que el Procicat no se ha pronunciado todavía respecto a casos específicos más allá de fijar, este lunes, determinadas excepciones, como los espectáculos "al aire libre y en formato de asiento permanente". Pero las muestras se acogen al mensaje de confianza que les han dado las administraciones.

Tres días después de que el Govern anunciara las nuevas restricciones para el área metropolitana de Barcelona, los festivales han llegado a media tarde de este lunes esperando una luz verde que les permitiera seguir a flote en las dos próximas semanas, un limbo insostenible en el que se habían ido caldeando los ánimos. El Procicat contemplaba excepciones a la prohibición de la actividad cultural y de ocio que debían ser solicitadas por los ayuntamientos, y así lo hizo el de Barcelona el mismo viernes por la tarde, según indicaba el teniente de alcalde de Cultura, Joan Subirats, sin que la petición hubiera tenido respuesta.

El ayuntamiento tramitó una carta a tres 'conselleries' (Salud, Cultura e Interior) recomendando el estatus de excepción para una serie de programaciones que a su juicio cumplen con todos los requisitos sanitarios: las del Grec, Cruïlla XXS, Fes Pedralbes, Nits del Fòrum, Sala Barcelona, L’Estiu, al pati! (en la sede del distrito de Nou Barris), Districte Cultural (actividad de proximidad de la mano de centros cívicos) y el Muhba (Museu d’Història de Barcelona) en el Park Güell. Uno de estos ciclos, las Nits del Fòrum, impulsado por Primavera Sound, anunció la suspensión de actividades durante dos semanas aludiendo a la "incertidumbre" generada por las "recomendaciones y restricciones contradictorias".

Amenaza a largo plazo

En los festivales ha crecido en las últimas horas el clamor en torno al lema ‘Cultura segura’ y ha campado el desconcierto ante el silencio administrativo después de 72 horas. Han recordado que no se han registrado rebrotes con origen en las actividades culturales, sujetas a la obligatoriedad de las mascarillas, asientos numerados distanciados, trazabilidad (el titular de cada entrada está identificado) y accesos de entrada y salida distintos, con flujos escalado a partir de turnos. Jordi Herreruela, director del Cruïlla XXS, lamentaba vivir en "una inseguridad jurídica enorme" y estimaba "incomprensible" un cierre a los conciertos al aire libre "mientras playas y terrazas sigan abiertas sin control". Fes Pedralbes hacía saber que, si se forzaba un nuevo cese de actividades, "pasará mucho tiempo hasta que podamos volver a ver cultura en directo".

Los espectáculos del domingo siguieron adelante, como los conciertos Delafé en el Cruïlla XXS (con asistencia de la alcaldesa Ada Colau), de Ainhoa Arteta en Fes Pedralbes o de la compañía de danza Peeping Tom en el Teatre Grec, pero con el temor de que fueron los últimos. Este lunes pendían de un hilo otras representaciones, que finalmente seguirán adelante. La alcaldesa advirtió el domingo de que "a regañadientes" se debería suspender el Grec si el Procicat no lo autorizaba, y este lunes ha insistido en Twitter en que "los festivales que están cumpliendo toda la normativa sanitaria deberían poder seguir". Dirigiéndose el Govern, añadía: "autorizad ya, tenéis la petición escrita desde el viernes".

La 'consellera' de Cultura, Mariàngela Vilallonga, transmitió el domingo su visión favorable a la celebración de los festivales: "Si salimos de casa, vayamos a equipamientos culturales, porque la cultura ha hecho los deberes". También Miquel Curanta, director del ICEC, Institut Català de les Empreses Culturals. "La cultura es segura y por eso vamos hablando con los sectores y el ayuntamiento para intentar revertir esta decisión desde la pedagogía, el trabajo hecho como ejemplo y la complicidad".

Rifirrafes en las redes

Twitter ha sido en las últimas 24 horas escenario de declaraciones y reproches. La 'consellera' de Salud, Alba Vergés, recordó el domingo por la noche a los ayuntamientos que "pueden solicitar mantener actividades si cumplen con las medidas de protección", mensaje en la línea del de la concejal Elisenda Alamany, que invitó a la alcaldesa a seguir el procedimiento acordado para salvar los festivales. "Eso sí: no se pide por Twitter", deslizó. A lo que Subirats replicó: "No se ha pedido por Twitter. Hace 48 horas que se hizo formalmente".

Mientras, los promotores seguían mordiéndose las uñas y elevando el tono de las protestas. Desde la ASACC, la asociación de salas (que organiza con el ayuntamiento el ciclo Sala Barcelona, en el patio de armas del castillo de Montjuïc), ya se hablaba de un "espectáculo político grotesco" al tiempo que se recordaba una vez más que "los espacios culturales son los más seguros" y pedía al Govern que considerara la cultura como "uno de los valores que han ayudado a soportar la crisis".

"La cultura és segura", la protesta ante el Teatre Grec

Dos centenares de personas se han concentrado este lunes ante las puertas del Teatre Grec en protesta contra el cierre decretado por la Generalitat de salas de cine, teatros y otros espacios culturales. Poco antes del comienzo del espetáculo de Peeping Tom, los manifestantes, entre los cuales había tanto espectadores como trabajadores del sector, han expresado su descontento, y algunos portaban carteles con las inscripciones «La cultura és segura» y «Jo vaig al Grec». Los trabajadores amenazados por el cierre de espacios acusan al Govern de la Generalitat de «criminalizarlos». También exigen que no se les tome como la «cabeza de turco» que acabe pagando, en términos laborales, una de las mayores facturas de la crisis del covid.