EL DISCO DE LA SEMANA

Pretenders, en su segunda juventud

Chrissie Hynde recupera las esencias del grupo en `Hate for sale¿ cuando se cumplen 40 años de su primer álbum, pieza de cabecera de la new wave

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Jordi Bianciotto, Juan Manuel Freire, Ignasi Fortuny, Roger Roca

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¿Cuándo empezaron Pretenders a perder credibilidad ante el público y los medios que los habían aupado con sus primeros álbumes, en los albores de la new wave? Debió de ser en algún momento entre la deriva radioformulable de ‘Get close’ (1986), álbum firmado por una banda de alineación casi irreconocible, y el éxito de una balada tan inofensiva como ‘I’ll stand by you’ (1994), a medida que Chrissie Hynde escondía las uñas y se asentaba como estrella pop confortable de mediana edad.

Pasados los años, muchos, a esta oriunda de Akron, Ohio, que se sumergió en el Londres pre-punk de la mano de Nick Kent (y fichó como articulista por el ‘New Musical Express’), se la ve comprometida en la misión de devolver a Pretenders al lugar del que salió: aquel rock espoleado por el punk y con médula pop, esquivo y lenguaraz, de chaqueta de cuero y quiebro romántico, enamorado de los mejores ‘riffs’ de los Kinks (entre otros). De aquella banda solo quedan Hynde y el repescado batería Martin Chambers, pero ‘Hate for sale’ presume de cierto espíritu de banda desde su misma portada (es el primer disco grabado por esta formación, que lleva junta alrededor de una década), y trata de contagiar la naturalidad del local de ensayo. No hay más que oír cómo comienza el álbum, con ese arranque en falso del tema titular, que acaba saliendo disparado como una bala entre urgentes soplidos de armónica.

Añorada ansiedad

Tratar de hacer a los 68 años una música como la que practicabas cuando tenías 27 puede tener su punto de disparate, pero, al final, toda objeción se olvida cuando tenemos entre manos buenas canciones. En ‘Hate for sale’ las hay, y transmiten reflejos del añorado modo de hacer de otro tiempo, casi tal como si los temas salieran de aquel debut de 1980 que puso patas arriba la nueva ola. Ahí está, sobre todo, ‘The buzz’, nerviosa y emotiva, con toda la carga de ADN de los Pretenders originales, y otras piezas esbeltas como ‘Turf accountant daddy’, ‘I didn’t know when to stop’ y ‘Maybe love is in NYC’, esta con una Hynde que dice buscar el amor en la Gran Manzana previo paso por Barcelona y por Hong Kong.

‘Hate for sale’ suena a Pretenders por los cuatro costados, a su versión más genuina, con sus guitarras encrespadas y el canto bello y salvaje de la lideresa, e incluso en el apartado de baladas se muestra despierto: oigan ‘You can’t hurt a fool’, tierna, pero de guitarra seca (a diferencia de la más bien sosa ‘Crying in public’). Cancionero con producción del docto Stephen Street (The Smiths, Blur, Suede) que evita la linealidad, con el reggae-dub de ‘Lightning man’, mirando de reojo al Londres jamaicano de los 70, y el sano tribalismo a lo Bo Diddley de ‘Didn’t want to be this lonely’. Más que suficiente para seguir contando con Pretenders en el año 40º de su agitada existencia. - Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

En su tercer álbum a su nombre, la colaboradora de SBTRKT reflexiona con gran capacidad emotiva sobre la tristeza y la soledad de estos tiempos hiperconectados. Con ayuda de Alex Robertshaw (Everything Everything) en la producción, ha creado su disco de sonido más artificial y, a la vez, humanidad más latente. Difícil destacar solo una o dos canciones, pero conviene fijarse en el hit perfecto (pero curioso) “Cascades” o ese gran antídoto contra la autodestrucción llamado “Hail”. – Juan Manuel Freire

María Escarmiento es una especie como mínimo singular dentro del universo de Operación Triunfo. Este primer EP de la exconcursante es una presentación artística sincera de su manera de entender la música. Son siete canciones conectadas a través de un reguetón a diferentes velocidades y con menos pompa que ese plató de televisión, pero más autenticidad. Una esencia que remarca, casi como una declaración de principios, con las colaboraciones de El Mini y Pedro LaDroga, referentes en el trap. - Ignasi Fortuny

Su primer disco juntos, 'MoodSwing', fue un hito generacional: en 1994, Joshua Redman, Brad Mehldau, Christian McBride y Brian Blade marcaban el paso del jazz. Su reencuentro 26 años después no marcará una época –hoy los tiros van por otro lado-, pero los cuatro son aún mejores músicos que entonces: componen con más autoridad, tienen menos que demostrar y más que contar. Y en 'RoundAgain' se entienden de maravilla. Algunas segundas partes, aunque no tengan el impacto de las primeras, también son buenas. - Roger Roca

Cinco años se ha tomado esta londinense un día tutelada por Prince para entregar su obra más aventurada, que trasciende el registro soul-pop para explorar nuevos territorios. Su voz sinuosa es solo la esbelta punta de un iceberg de música viscosa y sensual, donde se funden ambientaciones fantasmales y escenas de turbia intimidad, con piezas propias y una mareante reinvención de ‘Weird fishes’, de Radiohead. No solo de Estados Unidos vienen las innovaciones en torno a la música negra. - J. B.