PROYECTO DOCUMENTAL PERSONAL

Retrato imperfecto de un territorio cercano

Samuel Aranda, en su exposición ' Territori'

Samuel Aranda, en su exposición ' Territori' / periodico

Mònica Tudela

Mònica Tudela

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Cuenta Samuel Aranda que un buen día se paró a pensar que a su archivo fotográfico le faltaba algo para estar completo. “Tenía fotos de Gaza, sí. Pero no tenia fotos de Santa Coloma de Gramenet, mi ciudad”, dice. De esta idea, y tras dos años de trabajo, surge el proyecto Territori, que a partir de mañana se expone en la Fundació Vila Casas de Torroella de Montgrí (Baix Empordà).

El nombre de Samuel Aranda suele asociarse al de un fotógrafo que recorre el mundo documentando lo que pasa aquí y allí. Ha publicado en diarios y revistas de todo el mundo, y, entre otros muchos premios, en el 2012 se hizo con el World Press Photo of the Year por la imagen de un hombre herido durante las revueltas en Yemen. Pero quien se pasee esta vez por su última exposición encontrará imágenes tomadas en Barcelona, Santa Coloma de Gramenet y el Empordà, sus entornos más inmediatos.

“Tenía en la cabeza exposiciones como las de Joan Colom, o Xavier Miserachs, por citar solo dos ejemplos. Fotógrafos que documentaron su tiempo y su espacio de manera exhaustiva. Hoy en día, los que trabajamos en prensa, tenemos en realidad pocos medios para dedicarnos a documentar cómo somos actualmente como sociedad. Acabamos de un encargo y nos vamos al siguiente”, explica Aranda. La Fundació Vila Casas se ofreció a respaldar al fotógrafo durante dos años de trabajo (del 2018 hasta ahora) y el resultado es Territori, un proyecto para el que Aranda asegura que ha tenido “libertad absoluta” y con el que dibuja una imagen de cómo somos –aquí y ahora—como sociedad. La comisaria de la muestra es Glòria Bosch.

El fotógrafo explica que, en este trabajo, como en los que está realizando últimamente, ha “huido de la perfección”. “Los trabajos que he incluido son casi todos en negativo, en medio formato y gran formato. Y en ellos destaca el error, la imperfección de la imagen”, cuenta. “Para las impresiones he usado un papel de arroz de 50 gramos, muy fino, en el cual se ven mejor las imperfecciones. Y algunas fotos están tomadas con una cámara Olympus con un pequeño problema de arrastre, con lo cual, muchas veces, las fotos salen superpuestas”, desvela. “Para mí, la imperfección es como un juego”, zanja.

La importancia del proyecto

Tras un trabajo intenso de dos años, esta vez cerca de casa, el fotógrafo realiza una afirmación categórica: “Es el primer proyecto que he hecho en mi vida del que estoy realmente orgulloso”. Escuchar algo así puede sonar raro, viniendo de alguien que hace 20 años que hace fotos y que ha recorrido medio mundo trabajando cámara al hombro. “Es que a veces iba a un sitio y hacía un reportaje y estaba contento, pero siempre me quedaba con las ganas de quedarme un poco más de tiempo, para profundizar más, o buscar más recursos. Esta vez, estoy del todo satisfecho”, explica.

Aranda se muestra también especialmente contento con las posibilidades que le ofrece el espacio en el que se ha instalado la muestra, el Palau Solterra de Torroella de Montgrí. “Es un palacio antiguo que se ha convertido en un espacio expositivo que permite un juego narrativo muy interesante con las imágenes. Las fotos entablan un diálogo, se hablan”, explica. La muestra combina fotos de diferentes tamaños, desde collages de Polaroids, hasta copias de dos por tres metros. “Para esta ocasión se ha sacado toda la exposición permanente de la Fundació Vila Casas y Territori ha ocupado todas las salas”, añade. En total, pueden verse unas 60 fotos.