'La amabilidad de los extraños': gestos de empatía

¿Y si lo peor que pudiera pasarle a una película, o a cierta clase de película, fuera abrir un festival de clase A? 'La amabilidad de los extraños', primera película escrita a solas por Lone Scherfig desde 'Italiano para principiantes', acaparó bastantes malas reseñas a su paso por la Berlinale 2019, que tuvo el honor (o la mala suerte) de inaugurar.

Sin ser especialmente efectiva ni memorable, 'La amabilidad de los extraños' dista de ser una mala película. Es posible que su modestia y su ritmo particular, arrastrado y casual, influyeran en esa recepción poco amable a una película sobre la amabilidad. En este drama de vidas cruzadas, que puede recordar a una modesta imitación de 'Magnolia' como 'Vidas contadas', Scherfig sigue los destinos convergentes en Nueva York de una serie de personajes diversos con algo en común: andan justos de gente que les quiera o a la que querer.

El más interesante debe ser Clara, joven madre y ama de casa a la fuga de un marido policía maltratador. O quizá sea Zoe Kazan quien hace interesante al personaje, como Andrea Riseborough con su moderna hermana de la caridad. Por allí se cruzan también, sin llamar igual la atención, Tahar Rahim como director de restaurante, Caleb Landy Jones como joven de mente algo lenta o Jay Baruchel como abogado defensor de mirada hundida. Scherfig no empuja a sus personajes hacia grandes catarsis, para bien o para mal; prefiere capturar los pequeños gestos de empatía que se regalan en su lucha diaria.