'Superagente Makey': héroes en chancletas

El cine de Alfonso Sánchez nació de la precariedad, de la necesidad de utilizar el humor para hablar de los problemas del ciudadano medio asfixiado por el paro y la falta de expectativas laborales. Con el tiempo ha ido evolucionando su discurso (también han aumentado sus presupuestos), pero sin dejar de lado la figura del perdedor a través de los moldes del costumbrismo castizo.

'Superagente Makey' supone un paso más allá del universo creado junto a su compañero de fatigas, el compadre Alberto López. Por primera vez no interpreta ningún personaje y tampoco firma el guion, obra de Jorge Lara y Fernando Pérez, acostumbrados a subvertir y revitalizar géneros desde perspectivas inesperadas. En esta ocasión ofrecen una visión familiar con un toque nostálgico de las 'buddy movies' de acción de los años ochenta. No esconden su abanico referencial, de hecho, los homenajes se convierten en el centro de la función, pero más allá de ese juego que establecen con las influencias ahí está la marca de Sánchez, su querencia por los personajes, a los que convierte en héroes cotidianos (Leo Harlem con su gancho habitual), y su capacidad para la peripecia atolondrada trufada de gags, algunos mejores que otros. Como un Dany Boon en la Costa del Sol y con chancletas.