EL LIBRO DE LA SEMANA

'Amor intempestivo': Fortunas y adversidades

Rafael Reig, a medio camino entre la literatura memorialística y la autoficción, hace un balance crítico de su vida

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Ricardo Baixeras

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La vida de Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) y de sus fortunas y adversidades es lo que se narra en este 'Amor intempestivo', un examen de las peripecias de un escritor “cuando todos éramos genios y todavía inmortales”para ir en busca de su alma buena aunando así las dos citas que abren el libro: Aristóteles en la Ética nicomáquea reclamando investigar “no para saber qué es la virtud, sino para ser buenos” y Unamuno en 'Rosario de sonetos líricos' sentenciando que es “el fin de la vida hacerse un alma.” La bondad de un alma ajetreada entonces entre dos vidas: la supuestamente académica en Estados Unidos y que pasa por escribir, visitar las bibliotecas, conseguir como sea una plaza de profesor en alguna universidad, ir a los bares más miserables del mundo, beber hasta la saciedad y llevar una conducta disoluta a más no poder y la anclada en una España desdichada y torpe que transita por el recuerdo emocionado de sus amigos y de sus padres, verdadero “amor intempestivo” de dos seres que morirán trágicamente.

A medio camino entre la literatura confesional o memorialística y la autoficción paródica y nada autocomplaciente Reig hace acopio de lo vivido y lo imaginado, pasa revista a la vida del escritor en que se quiere convertir y que como sus amigos de la Universidad Autónoma de Madrid anhela la "O. M.”, léase la Obra Maestra, a la que nunca llegará porque a mitad de 'Amor intempestivo' ya confiesa abiertamente que “carecía de la glándula capaz de producir una O. M.”.

Cariño a los padres

Relato desmitificador de la vida literaria, de las generaciones literarias, de las editoriales literarias y de todos los sustantivos que quieran colocar al lado de “literarias” este texto autorreferencial es saludable no porque explique las intimidades de un narrador inmune al desaliento y que se debe parecer mucho a ese tal Reig, que también, sino porque, en cierto modo, como el Lazarillo de Tormes al narrar aquellas fortunas y adversidades, el lector percibe que también son las suyas, que la pretensión de configurarse desde los recuerdos y el cariño que les tiene a sus padres, quizá las mejores páginas del libro, es el 'quid' de la cuestión porque “el secreto es la argamasa de toda vida familiar”que a todos incumbe. Y es un secreto tranquilo, la vida de un novelista “sin grandeza, un cobarde, alguien que intenta protegerse.”

El ruido de fondo de esta novela, que cabe leer como una confesión tan aguda como crítica, con tintes de humor hiriente hacia sí mismo tanto como hacia los otros, estriba en pasar revista a una generación literaria perdida, pero honesta, sincera y desesperada. Y hacerlo no solo desde la vida vivida y recordada, sino desde los poderosos resortes que la ficción ofrece a un escritor consciente de sí. O lo que es lo mismo, un escritor que “nel mezzo del cammin” de su propia vida sabe que sigue echándose de menos a sí mismo.

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