TRAS EL CONFINAMIENTO

El museo Dalí reabre con un millar de visitantes

Los museos del artista surrealista prevén pérdidas de 4,5 millones

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Alba Carmona

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Tras cuatro mesos de pausa forzada por el coronavirus, ayer por la mañana retornaba la vida a la plaza de Gala-Dalí de Figueres. Media hora antes de la reapertura del Teatre-Museu Dalí, decenas de personas esparaban ya para acceder al recinto, que agotó el más de mil plazas habilitadas para el primer día tras el cierre por la crisis sanitaria.

Las últimas entradas se las llevaron los Slawomir, una pareja polaca que pasa unos días en Carcassona y bajó expresamente al Empordà para conocer el mundo del artista surrealista. Como ellos, la familia Dandrés, de Bretaña, con dos abuelos que hace años trajeron a los hijos y ayer repetían con los nietos. Al cruzar la puerta fueron los primeros en recibir la bienvenida de la directora de los museos Dalí, Montse Aguer, y del secretario general de la Fundació Gala-Dalí, Lluís Peñuelas.

Protocolos sanitarios

«Sabemos que encontraremos las máximas medidas de seguridad», afirmaban Ramon, Sabina, Júlia, Eka y Aïda, que venían de Vinarós y Alcanar. Los nuevos protocolos, además de potenciar la higiene y limitar el aforo a 1.170 personas por día, incluyen recorridos marcados.  «Nos hemos sentido seguros, no había aglomeraciones y todo se puede ver con calma», decía Jordi Adam, de Tortosa, que eligió la Costa Brava para su primera salida tras el confinamiento. 

El Teatre-Museu ofrece una muestra temporal con 12 óleos surrealistas nunca expuestos antes juntos. Será hasta el 13 de septiembre, cuando se prevé de nuevo el cierre, decisión que ha generado malestar en el territorio hasta el punto de que la alcaldesa de Figueres, Agnès Lladó, apuntó que trabajan para alargar la temporada de un «icono único» de la ciudad. Y de hecho, el presidente de la Fundació, Jordi Mercader, admitió que la fecha de clausura es «flexible», según la evolución de la crisis sanitaria y el ritmo de reservas, que para estos primeros días «son buenas». Por ahora, la Diputació de Girona ha inyectado unos 42.000 euros a un centro que «durante décadas no había necesitado ninguna ayuda», dijo su presidente, Miquel Noguer, pero que ahora prevé pérdidas de  4,5 millones.