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La Gleva Teatre reabre sus puertas con la parodia musical 'Black & Blue'

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Eduardo de Vicente

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¡Vuelve el teatro en directo! Es una gran noticia que llevamos esperando durante meses y es que, al margen de la puntual celebración del Grec, algunas salas han decidido reabrir sus puertas pese a todas las dificultades para seguir con una programación de emergencia. Suelen ser las pequeñitas, así que han tenido que reducir aún más su aforo por lo que se trata de una reapertura casi por amor al arte. El sector teatral ha sido uno de los que más y mejor se ha movilizado estos últimos meses para que estuviéramos entretenidos, casi siempre gratuitamente, y ahora es el momento de que empecemos a devolverles el favor. Una buena oportunidad es pasarse por La Gleva Teatre que ha modificado su fisonomía habitual para convertirse en una especie de café teatro con sillas y mesas (en las que se puede tomar una bebida) para unas 15-20 personas y ver el divertido espectáculo Black & Blue. Eso sí, aunque ponen el aire acondicionado recomendamos llevar un abanico para hacer frente al calor.

Es un concierto desconcertante, atropellado, accidentado repleto de gags protagonizado por dos extravagantes personajes. Blue es una diva que va vestida de azul, muy excéntrica, excesiva, extremada con un enorme floripondio en el cabello y que finge un acento inglés. Black es el músico desdentado, con un chaqué negro ajustado, un enorme bigote, una pajarita azul y va acompañado por su ukelele y, en su cuello, un soporte para poder utilizar la armónica, un matasuegras y un kazoo que va alternando. En el escenario también hay un piano (que no se utiliza), un micrófono antiguo de la época de las Andrew Sisters, un atril, un pequeño paraguas, una vela, un triángulo y otros elementos escenográficos que tendrán su papel más adelante.

Un concierto gamberro pero de gran calidad

Desde el primer momento nos arrancan una sonrisa, él con su simpatía y ella con sus delirios de grandeza y en continua rivalidad con su acompañante. Él afina la pequeña guitarra, ella calienta la voz pero cuando se arrancan con la primera canción descubrimos que una cosa son las bromas en la línea de los clowns y otra su calidad musical, sorprendentemente buena. El inicio es la deliciosa Miss Celie’s Blues la canción que aparecía en El color púrpura de Steven Spielberg, la película que nos descubrió a Whoopi Goldberg y que consiguió el insólito récord de obtener 11 nominaciones al Oscar… y ninguna estatuilla.

Blue no solo sabe hacernos reír, también consigue emocionarnos con su voz y Black parece tocar con tanta sencillez como eficacia. Durante su recital, de algo más de una hora de duración, se producirán todo tipo de fallos técnicos que contribuirán a la sorpresa y a las carcajadas y que los intérpretes intentarán ir solucionando sobre la marcha. Todo lo que puede ir mal no tengamos la menor duda que acabará yendo a peor.

Del cha-cha-cha a los clásicos

El repertorio incluye temas de diferentes estilos: el Hang on little tomato que popularizó Pink Martini; el cha-cha-cha de Piel canela, mas conocido como Me importas tú donde tiene un protagonismo inesperado un pajarito musical de plástico; una versión muy muy íntima del clásico Dream a little dream (ya descubriremos por qué); la brasileña Garota de Ipanema donde haremos las olas y conoceremos a un extraño gorila; el bolero Sabor a mí, en el que las partituras acaban volando por los aires o el momento tango, con las imprescindibles luces rojas, que arranca con Volver para convertirse en un medley que incluye fragmentos de otros temas.

Le sigue una reflexión sobre el amor y el dolor que causa ilustrado con Un mundo raro salpicado con los imprevistos que provocan los chupitos de tequila que van tomando los protagonistas. El tramo final incluye la maravillosa Pennies from heaven, una esperanzadora canción de los años 30 que sugiere que nunca hay que darse por perdido porque siempre pueden caer “peniques del cielo”, que incluye claqué (bueno, o algo parecido) y un desenlace muy desmelenado. Blue nos sugiere que insistamos si queremos otra canción y así lo hacemos y el recital concluye con otra pequeña joya, We’ll meet again, aquella canción utilizada irónicamente en el final de la magistral comedia de Kubrick ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú. En esta ocasión la usan para desearnos que volvamos a verlos pronto.

Saludando a los artistas

A la salida, los actores (Cristi Garbo, habitual acompañante del genial payaso Jango Edwards, y el clown y músico Ricardo Cornelius) nos esperan para despedirnos y también podemos adquirir el CD que incluye todas las canciones del espectáculo. El tiempo se nos ha pasado volando, nos hemos reído, hemos disfrutado de unas excelentes interpretaciones de clásicos (algunos desde un punto de vista algo gamberro) y también hemos participado con algunas acciones determinadas en ciertos momentos. Una excelente opción para recuperar el incomparable aroma del teatro en directo que nunca nunca debemos olvidar.