CRÍTICA DE CINE

'La vieja guardia': superheroísmo melancólico

La directora Gina Prince-Bythewood aplica su toque intimista a una historia sobre guerreros inmortales contra gran farmacéutica

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Juan Manuel Freire

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Cada vez resulta menos extraño que directores crecidos, o recién nacidos, en el paisaje y las historias del cine independiente sean puestos al cargo de grandes proyectos fantásticos. El salto no siempre es fácil: algunos son despedidos por el camino; otros luchan por dejar algo parecido a una huella personal.

En 'La vieja guardia', Gina Prince-Bythewood, autora de dramas románticos como 'Love & basketball' y 'Beyond the lights', ha conseguido aplicar su estilo intimista a una historia (adaptada por Greg Rucka a partir de su propio cómic, dibujado por Leandro Fernández) en torno a un ejército de guerreros inmortales en lidia con una gran farmacéutica que quiere experimentar con ellos y comercializar sus dones.

La película melancólica de superhéroes no es un experimento inédito: ya lo era 'El protegido', obra maestra, o también 'Push', imperfecto pero reivindicable traslado del concepto 'X-Men' al thriller de neón. Este nuevo ejemplo se queda en buen intento. Por la parte dramática, es algo torpe y obvia, aunque algunas reflexiones sobre la psicología del inmortal pueden calar. Su acción es poco llamativa salvo en el clímax final, cuando Charlize Theron saca las habilidades para el combate cuerpo a cuerpo que lució en 'Atómica'. Descompensada en su estructura, hace aguas en la parte central. Pero, de veras, se agradece el intento.