ENTREVISTA

Zenet: "Tuve una epifanía gracias a Ketama"

El cantante malagueño actúa en las Nits del Fòrum tras lanzar 'Contigo directos', dos volúmenes de grabaciones en vivo extraídas de sus últimas giras

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Jordi Bianciotto

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Tras el periplo por los boleros cubanos clásicos del disco ‘La guapería’ (2019), Antonio Mellado, Zenet, se descuelga recorriendo sus logros de estos años en dos volúmenes grabados en vivo, ‘Contigo directos’, disponibles por ahora solo en formato digital. Este miércoles actúa en las Nits del Fòrum.

¿Por qué dos discos en directo, y como volúmenes separados?

El confinamiento nos pilló con la gira de ‘La guapería’ y no podíamos quedarnos parados, así que nos hemos inventado un disco que el público me había pedido, con el repaso a los mejores directos de las campañas del 2017, 2018 y 2019. El primer volumen tiene un concepto de ‘big band’, con solos impresionantes que no estaban en las versiones de estudio, y el segundo recoge los momentos más íntimos, con tríos y cuartetos, igualmente con ese lenguaje viajero que te transporta tanto a una calle de París como a un club de Nueva York.

Y tiene otro disco en la recámara.

El de duetos, ‘Zenetianos’. Nos queda un poco menos de la mitad por grabar, pero ya puedo decir que estarán Coque Malla, Rozalén, Pasión Vega... Será curioso ver a esos artistazos haciendo temas de Zenet. Lo va vamos a sacar antes de Navidad.

Las canciones de ‘Contigo directos’ son suyas y de sus colaboradores, con la excepción de ‘Na de na’, su adaptación de ‘Non, ne regrette rien’, de Édith Piaf. ¿Identificación total con ese mensaje de no arrepentirse de nada?

Claro, es un guiño a mis orígenes, cuando la grabé en el primer álbum, ‘Los mares de China’ (2008). En castellano canto “no reniego de na”, remarcando la erre y sintonizando con la sonoridad original de Édith Piaf, a partir de la traducción maravillosa de Javier Laguna. Es como decir ‘que me quiten lo bailao’, de una forma muy elegante.

Conecta con el espíritu de esa carrera suya, tan poco ortodoxa, mezclando géneros y cantando como hoy casi nadie canta.

Yo intenté formarme en todas las ramas de las artes escénicas, incluso las plásticas, y escuchando en casa lo mismo Silvio Rodríguez o Atahualpa Yupanqui que Chet Baker o los Beatles. Era tan ecléctico como eso. Esa heterodoxia me viene de ahí. Luego, con mi dinerillo me fui comprando discos de The Police. La tesitura vocal de Sting me venía bien, como la de Silvio.

¿Cómo nació ese proyecto en el que el jazz y el swing confluyen con la copla, el bolero, el tango o la bossa nova?

Tuve una epifanía gracias a Ketama, cuando comenzó a revolucionar el pop con el flamenco, mezclando timbales y bajo eléctrico, y metiéndole música brasileña. Todo se mezclaba en la misma olla, y yo quería estar en ella. Me cabreé con mi grupo, Sur S. A., porque no hacíamos más que perder dinero, paré un tiempo, y más tarde di con el bolero, y ahí entendí que lo melódico, mirando un poco a la canción antigua, era un terreno perfecto para mí. Ahí podía hacer lo que quisiera, llevándolo al jazz. Me reuní con José Taboada y le dije: “vamos a buscar otro universo”. Y dimos forma a lo que sería Zenet. Yo tenía canciones, como ‘Soñar contigo’, que podían sonar de muchas maneras, ya fuera rumbita o bolero de Machín, pero al tener a Manuel Machado y Pepe Rivero, ya sonó como yo quería que sonara.

Es decir...

A mí me gustaba mucho ‘My funny valentine’ interpretada por Chet Baker, y esa atmósfera no la logré de primeras, pero sí más tarde, en un disco más maduro, que fue ‘La menor explicación’ (2012). Ahí conseguí lo que buscaba, uniendo el lenguaje castellano, vocalizado como un instrumento más, y ese sonido que se parece a una banda sonora de película de Woody Allen, o a una balada anglosajona. Con la voz muy inmersa, no tratada como en el pop, y pidiendo un relato con la literatura de la canción: mientras te estoy cantando, el violín despliega su relato sonoro.

"Los cimientos de la humanidad están hechos de sangre, sudor y lágrimas. Hay que tratar de que las generaciones venideras tengan la cultura suficiente para entenderlo"

¿En ‘Contigo directos’ ha procurado plasmar una síntesis de todo este período?

Con mucho control, con el gusto de poder utilizar todos los pinceles que tengo a mi disposición. Con los músicos nos conocemos muchísimo, y son muy generosos conmigo. Yo no me habría metido en la música cubana de ‘La guapería’ sin pensar que podía aportar algo a la música cubana. Para eso, me quedo como oyente y se acabó. Me habría producido vergüenza. Pero me dieron ánimo tres catedráticos de la música cubana, los maestros Rivero, Machado y Yelsy Heredia, que me dijeron: “de la cátedra ya nos ocupamos nosotros; tú hazlo a tu manera”. Y ahí empezamos el viaje. Cojo ‘Devuélveme mis besos’, bolero de Bola de Nieve, y le digo a Yelsy: “noto que hay un vals detrás, entre líneas”. Y de ese experimento resulta una maravilla.

En los boleros y tangos clásicos, las relaciones y los roles de género seguían las leyes de su tiempo. ¿Qué le parecen los debates en torno a la revisión del pasado?

En América yo respiro lo contrario de aquí: allí las canciones de amor tienen una pegada absoluta y la gente conoce más a los autores clásicos. En México hay una tradición del bolero total, y cada generación tiene su canción melódica. Sobre el debate actual, si ahora hay que tumbar las estatuas de Colón habría que hacer lo mismo con las pirámides de Egipto y con las grandes obras de los emperadores de Rusia, y de Francia... Los cimientos de la humanidad están hechos de sangre, sudor y lágrimas. Lo que hay que hacer es tratar de que las generaciones venideras tengan la cultura suficiente para entenderlo. 

Dos discos en directo y uno de duetos. ¿Está en pausa como creador de canciones?

No, porque el tiempo es oro, y ya pienso en el siguiente disco, que quiero que sea de canciones originales. El de duetos me lo debo a mí mismo, y tenemos que hacerlo para demostrar que se puede hacer algo siendo independiente a pesar de la competencia de las grandes compañías y del mercado. A partir de ahí, me gustaría hacer un disco de material original con poetas contemporáneos, muchos de ellos vivos, y algunos, jovencísimos. Ya estoy trabajando con ellos.