ESTRENO EN CARTELERA

El conflicto de Oriente Próximo en versión telenovela

'Todo pasa en Tel Aviv', de Sameh Zoabi, propone una lectura del eterno problema desde la perspectiva del humor de culebrón

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Beatriz Martínez

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Los conflictos entre israelíes y palestinos parecen indisolubles, pero hay algo que los une más allá de las tensiones políticas: su pasión por las telenovelas. El culebrón puede ser un elemento de unión, y los enredos amorosos entre ambos bandos, erigirse como una forma de hermanar las discrepancias ideológicas. Aunque solo sea a través de la ficción.

El director palestino Sameh Zoabi utiliza este esquema para construir su película 'Todo pasa en Tel Aviv', en la que se atreve a utilizar el humor para hablar de la ocupación de su país y de las contradicciones que se generan en el día a día. "La gente está harta de todo esto y puede que hace 15 años solo se pudiera abordar el conflicto a través del drama, pero ahora ya hemos llegado a un punto en el que lo que necesitamos es utilizar la comedia para descargar todas esas presiones internas que tenemos acumuladas", contaba el cineasta en una visita a Madrid previa a la pandemia. "A los palestinos nos gusta reír, tenemos esa manera de abordar con optimismo la dureza de la vida y como cineasta he intentado ser fiel a ese espíritu, intentando no herir sensibilidades, pero sin censurarme a mí mismo nunca".

Todo puede suceder

'Todo pasa en Tel Aviv' sería algo así como una telenovela dentro del cine y, partir de este esquema, todo puede suceder, cualquier situación puede ser utilizada para generar una reflexión a través de gags que enfrentan al espectador a una realidad incómoda.

El protagonista de la película, Salem, es un joven palestino que vive en Jerusalén y que trabaja en la serie 'Tel Aviv on Fire', por lo que ha de cruzar el puesto de control israelí todos los días. Allí se encontrará con Assi, un policía que decide aprovechar su situación de poder para manipular la historia de la telenovela a través de Salem y así satisfacer los deseos de su mujer, una fiel seguidora.

Una forma de adicción

"Me pregunté, ¿por qué la gente ve las telenovelas? Porque son una forma de adicción. Cuando llegas a un punto no puedes parar, has invertido tanto tiempo en ellas que tienes que saber cómo terminan". Pero hay muchas telenovelas que se alargan años y años… "Como el conflicto entre Israel y Palestina", bromea.

El director es hijo de una refugiada palestina. Cuenta que con ocho años la expulsaron de su casa y de su tierra y de alguna manera le robaron la infancia. Pero nunca le oyó hablar con odio. "Todas las guerras que tenemos en el mundo son por culpa de los hombres. Creo que las mujeres de mi tierra son unas auténticas supervivientes que tienen que salir adelante en un mundo que el ego masculino se ha encargado de destrozar".