ENTREVISTA

George MacKay: "Hacer de Ned Kelly fue más exigente que rodar '1917'"

La estrella del filme bélico de Sam Mendes nos habla sobre su experiencia en 'La verdadera historia de la banda de Kelly' y otras partes de su carrera

George MacKay, en un fotograma de 'La verdadera historia de la banda de Kelly'

George MacKay, en un fotograma de 'La verdadera historia de la banda de Kelly' / periodico

Juan Manuel Freire

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De no haberse transformado en pura sangre y pura ferocidad para 'La verdadera historia de la banda de Kelly', recién estrenada en salas físicas y virtuales, George MacKay nunca habría podido enfrentarse al desafío físico de '1917', su revelación tardía al mundo. El joven actor se refiere a la (falsa) biografía del bandolero Ned Kelly, otra muestra del apetito por la virulencia del director Justin Kurzel ('Los crímenes de Snowtown', 'Macbeth'), como el proyecto más agotador en que ha participado. Recordamos con MacKay esta experiencia y otras partes de su ya muy extensa carrera. Entrevista en el marco del BCN Film Fest.

¿Sabía mucho sobre el 'bushranger' Ned Kelly antes de meterse a contar 'La verdadera historia de la banda de Kelly'?

No sabía mucho sobre Ned Kelly. Mi padre es de Australia y fui allí un par de veces cuando era pequeño, pero todo lo que conocía de Ned Kelly era el nombre. Y su casco, el famoso casco de hierro que ellos mismos hicieron. Y que puedes ir a ver, como su armadura a prueba de balas. Son formidables. De eso trata un poco el libro de Peter Carey: de cómo la gente conoce la marca 'Ned Kelly' y se identifica con ella sin investigar quién fue este hombre ni preocuparse por qué significa asociarse a dicha marca.

¿Revisó anteriores y populares encarnaciones del personaje, como las de Mick Jagger y Heath Ledger? ¿O las evitó a conciencia para poder, así, construir más libremente su propia version?

Las evité a conciencia. Había visto la de Ledger en el cine, cuando se estrenó. En mi primera prueba para el papel actué un poco en sintonía con ese proyecto, que era mucho más clásico en su forma de abordar la historia y quién era este hombre. Pero pronto entendí que Kurzel quería hacer una película con el espíritu de aquellos hombres, en lugar de contar una historia precisa. La respuesta de Kurzel a mi primera lectura fue: "No, no, no, ha de ser más físico". Al final logré el papel.

Kurzel quería contar la historia desde un ángulo punk. ¿Cómo fue eso de montar un grupo solo para tocar para él? Supongo que no esperaba esa clase de preparación.

Fue curioso, desde luego. Nos dijo, a mí y al resto de los chicos, que la banda de Kelly era espiritualmente como una banda punk. Y se le ocurrió esa especie de extraño ejercicio pavloviano para hacer que nos conociéramos mejor. "Solo podéis trabajar la camaradería de dos maneras", nos dijo. "O con deporte o con música". Creímos que la música se nos daría mejor. Así que nos montó un concierto en un bar en Melbourne para tres semanas después, y hasta entonces los chicos nos reunimos cada día para ensayar y hacer canciones [una de ellas, 'Everywhere', suena en los créditos finales]. 

¿Cumplía así algún antiguo sueño de rock'n'roll?

En mis sueños de infancia fui estrella del rock, jugador de fútbol y surfero. Muchas cosas [risas]. Bueno, toqué en un grupo cuando acabé el colegio, pero nunca pensé que fuésemos a llegar a nada. Siempre me gustó, de todos modos. Tocar música con gente es emocionante.

Esta no fue su única preparación para el rol. Su transformación física es impactante. Y al parecer la logró, básicamente, talando árboles. ¿Se considera un actor de método al estilo extremo de Daniel Day-Lewis?

Estoy aprendiendo a manejar esto. En aquel momento necesitaba esta clase de experiencia. Justin también se sentía frustrado a nivel creativo, así que nos encontramos el uno al otro en el momento perfecto para meternos en ese viaje. Cuanto más te comprometes con algo, desde luego, mejores son los resultados. Pero supongo que es algo que debes ir moldeando conforme cambian las circunstancias y prioridades de tu vida. Puedes llegar a perderte demasiado en el proceso. 

Ha estado en muchos proyectos de gran intensidad física, mucho cine bélico, pero según parece 'La verdadera historia de la banda de Kelly' ha sido el más duro de todos. ¿Más incluso que '1917'?

Sí, en cierta manera sí. Hice esta película justo antes de '1917'. Y para ser sincero, no creo que hubiera podido hacer '1917' sin la experiencia de 'La verdadera historia de la banda de Kelly'. Nunca antes me había visto arrastrado a esos extremos emocionales y físicos. Me allanó el camino para Schofield. Sin el estado de forma obtenido gracias a la película, habría sido incapaz de dar la talla físicamente en '1917'.

¿Ha tratado de mantener esa forma física?

¡Hasta cierto punto! [risas]. Estoy disfrutando de poder comer pastel y beberme una cerveza de vez en cuando, algo que no me dejaban hacer cuando hice esa película. En ella, la musculatura era una especie de elemento estético. Estoy disfrutando de la mermelada y el viejo chocolate. Pero he seguido haciendo ejercicio todo lo posible porque me ayuda mucho con la mente. 

"Después de rodar 'La verdadera historia de la banda de Kelly' y '1917', he tratado de seguir en forma porque me ayuda mucho con la mente"

Le llamaron 'revelación' o 'recién llegado' tras dar vida a Schofield. Pero lo cierto es que acumula más de cincuenta créditos en su ficha de Internet Movie Database… ¿Qué película más o menos olvidada de su filmografía nos recomendaría?

Hay una que siempre vuelve a mi cabeza: 'Vivir en peligro'. Es de un director y guionista escocés, Paul Wright. La experiencia fue parecida a la que viví con Kurzel. Gracias a Wright conseguí llegar a unas cotas realmente elevadas de intensidad creativa y despertar partes de mí mismo que desconocía. Recomiendo vivamente esa película. Habla de la pérdida con mucha crudeza, pero también lirismo.

Hizo también una película con un director español, Sergio G. Sánchez: 'El secreto de Marrowbone'. ¿Qué recuerda de esa experiencia?

Lo pasamos en grande aquel verano. Trabajar con Sergio fue una gran experiencia, tanto en lo personal como en lo creativo. Era un director que quería hacer una buena película, la mejor posible, pero también que lo pasáramos bien haciéndola. Esa forma de pensar me encanta y la he interiorizado. 

Su caso demuestra que se puede tener una buena carrera sin jugar al juego de las redes sociales. ¿Recomienda pasar de ellas y centrarse en el oficio?

No lo sé muy bien. Depende de cada uno. Yo no me llevo bien con la tecnología; en ese sentido, soy como un viejo [risas]. Recuerdo haber usado Facebook cuando estudiaba y haberme empezado a cansar cuando las redes sociales empezaban a dominarlo todo. No sé si ahora podría tomar la misma decisión. Para un actor que empieza, tener Twitter o Instagram parece obligatorio. Pero yo decidí no subirme al tren de Twitter cuando empezó a moverse. Y me va bien así. 

¿Qué es lo siguiente para usted?

Mi próximo rodaje será 'Wolf', de Nathalie Biancheri. Me muero de ganas. Si nada se tuerce, empezaremos a ensayar en solo cinco semanas.