CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'Habitación 212': un bello artificio

Christophe Honoré mezcla recursos cinematográficos y teatrales en una crónica de amor y desamor planteada como un brillante juego de espejos

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Habitación 212'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Habitación 212'. / periodico

Quim Casas

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Tras protagonizar tres de los seis primeros largometrajes de Christophe Honoré, Chiara Mastroianni vuelve a ponerse en manos del director. 'Habitación 212'; no gira solo sobre ella, ya que es una escenificación a cuatro bandas, con cuatro personajes que no son tales, ya que a uno de ellos lo vemos compartir plano en la edad madura y en la edad joven en una bella licencia narrativa. Pero el papel que encarna la actriz es el que mejor evoluciona y expresa.

A Honoré le gusta el artificio, la estilización. Dos decorados (una habitación de hotel y un apartamento), un tercer escenario (un bar) y una calle de estudio con nieve artificial. Recuerda a Jacques Demy y la última época de Alain Resnais, con una mezcla casi perfecta de atributos cinematográficos y teatrales. Puertas y ventanas que se abren y cierran. Personajes que asumen la función de un coro griego. Estándares musicales de otro tiempo. Y, sobre todo ello, otra crónica del amor y el desamor planteada como un brillante juego de espejos en los que los personajes comparten plano en distintas épocas de sus vidas.

Y un último detalle también revelador. El divorcio de Mastroianni y Benjamin Biolay fue sonado. Una década y media después interpretan en 'Habitación 212' a una pareja en crisis. Pese al artificio y la ficción, saben de lo que hablan.