CRÍTICA DE CINE

'The vast of night': Los monstruos que trae la noche

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Nando Salvà

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La ópera prima de Andrew Patterson combina elementos del cine de terror y del de ciencia-ficción para crear un clima de claustrofobia y paranoia crecientes, y en el proceso resulta absolutamente fascinante. En el transcurso de una sola noche en un pueblo de Nuevo México, dos jóvenes descubren una misteriosa señal de radiodifusión, y es a través de sus ojos y sobre todo sus oídos que el enigma se va revelando. 

No resulta difícil adivinarlo de antemano, en buena medida gracias a las referencias a H.G. Wells y Orson Welles y los guiños a ‘En los límites de la realidad’ y ‘Encuentros en la tercera fase’. La historia de ‘The Vast of Night’, en otras palabras, no tiene mucho de especial; lo que resulta extraordinario es la manera de contarla, de llenarnos la mente de visiones funestas invocando algunos miedos propios de la guerra fría y otros rabiosamente actuales, y al mismo tiempo dotando la narración de un aire mítico.

Patterson ha creado una película que en buena medida funciona como una ficción radiofónica -algunas de las escenas más inquietantes se componen solo de una voz que emerge de la oscuridad o de la línea telefónica-, pero que a la vez ofrece grandes placeres para la vista a base de recreaciones de lo analógico y lo ‘vintage’ y paseos nocturnos en plano-secuencia. Por eso, dado que hay que verla en ‘streaming’ y no en el cine, se aconseja hacerlo con las luces apagadas.