el activismo se cuela en el cine

HBO retira 'Lo que el viento se llevó' por su tinte "racista"

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Quim Casas

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Los grandes estudios y plataformas están de acuerdo en la erradicación de algunas películas ‘históricas’ con contenido racista. Este miércoles, los directivos de HBO han decidido retirar de su catálogo ‘Lo que el viento se llevó’, oscarizado filme de 1939 ambientado en Atlanta en la segunda mitad del siglo XIX. Del mismo modo, Disney + no ha incluido en las emisiones de su plataforma ‘Canción del sur’ (1946), en la que la vida de los esclavos afroamericanos en una plantación del sur se presentaba poco menos que como una existencia idílica. Existe una diferencia entre estas dos producciones cuya condena se ha convertido en el buque insignia de un intento de normalidad: HBO ni existía cuando se hizo ‘Lo que el viento se llevó’, mientas que ‘Canción del sur’ es una película de Disney y es el mismo estudio el que quiere borrarla de su historia.

Las manifestaciones originadas tras la muerte de George Floyd deberían llevar a un replanteamiento total del cine que se hace y del cine que se ha hecho, aunque la decisión de HBO suena un poco de cara a la galería. ‘Lo que el viento se llevó’ es un filme con muchos elementos racistas, pero no lo es menos que otras películas realizadas antes y después. Conviene no olvidar ‘El nacimiento de una nación’ (1915), un pilar de la historia del cine por sus innovaciones narrativas y estéticas, pero que tenía como heroico protagonista a un líder del Ku Klux Klan y, como villanos, a violentos y violadores miembros de la comunidad negra.

De 'El cantor de jazz' a 'La cabaña del tío Tom'

Podríamos citar también ‘El cantor de jazz’ (1927), más humillante si cabe porque su protagonista está interpretado por Al Jolson, un actor blanco con la cara pintada de negro y los labios de blanco, según los hábitos de los racistas espectáculos teatrales de finales del siglo XIX, conocidos como ‘black face’. Precisamente Netflix y el servicio iPlayer de BBC acaba de eliminar de sus catálogos la serie cómica ‘Little Britan’ porque contiene parodias descarnadas de los ‘black face’.

Tampoco se han retirado de circulación las adaptaciones de ‘La cabaña del tío Tom’. Cierto que ‘Lo que el viento se llevó’ es mucho más popular e icónica. En todo caso, el filme se cae temporalmente del catálogo de HBO, pero sigue existiendo en DVD y en copias de celuloide en archivos y filmotecas. No va a desaparecer de la historia.

Analizar el contexto en que se hicieron

No deja de ser un tema delicado, y es más que probable que no se entienda, o se entienda menos, desde una perspectiva estrictamente blanca. Ante la violencia policial por el caso de George Floyd –o en 1992, por el de otro joven afroamericano agredido brutalmente por unos agentes, Rodney King–, es necesario que se reflexione sobre el legado cultural impuesto desde parámetros segregacionistas y capitalistas, al mismo tiempo que se analicen los contextos que permitieron estas obras. Hoy siguen vendiéndose las novelas de Céline, autor manifiestamente antisemita, y pueden verse los documentales de exaltación aria de Leni Riefenstahl. Lo que nos hace preguntarnos si retirar del 'streaming' una película es una solución útil o suficiente.

Lo que si parece oportuno es reabrir las puertas de la historia y, aunque algunas cosas se supieran, volverlas a contar. En la reciente serie de Netflix ‘Hollywood’ se fantasea con una realidad alternativa en la que, en 1947, gana todos los Oscar una película escrita por un guionista negro y homosexual, protagonizada por una actriz negra y dirigida por un cineasta de origen filipino. La actriz en cuestión se entrevista un par de ocasiones con Hattie McDaniel (encarnada por la cantante y actriz Queen Latifah), quien fue la primera intérprete de raza negra en ganar un Oscar, precisamente el de mejor secundaria por ‘Lo que el viento se llevó’.

Durante la ceremonia de entrega de los Oscar de aquel año, a McDaniel la obligaron a sentarse sola en la última fila de la sala pese a que estaba nominada, y el personaje asegura en la serie que ganar aquella estatuilla fue lo peor que le pudo pasar, ya que Los Ángeles no la perdonó. En otro momento de ‘Hollywood’, la protagonista está rodando una escena en la que hace de criada y el director le exige que sea ‘tan graciosa como McDaniel’. A eso era lo máximo a lo que podía aspirar la población negra (en el cine y en la sociedad), a ser graciosos y serviciales con los blancos.

Sidney Poitier

Los tiempos fueron cambiando y un actor como Sidney Poitier llegó a triunfar entre las plateas blancas. Su imagen en títulos como ‘Adivina quien viene esta noche’, filme en el que interpreta al novio de la hija de un matrimonio blanco, conservador y no muy simpatizante de la causa negra, caía bien. Era el chico negro ‘bueno y educado’ que podía aceptar cualquier familia blanca, lejos, en los años 60 y primeros 70, de los Black Panthers, Malcolm X, los movimientos por los derechos civiles y el cine ‘blaxploitation’ representado por 'Shaft', 'Superfly' y 'Cleopatra Jones', películas populares y a la vez muy combativas. Lejos también de lo que puede representar hoy el cine airado de Spike Lee.

Filmes antiracistas

El ala más progresista de Hollywood entendió el problema, y algunas de las películas en contra del racismo realizadas desde los años 60 hasta la actualidad, como ‘Matar a un ruiseñor’, ‘En el calor de la noche’, ‘Arde Mississippi’, ‘12 años de esclavitud’, ‘Moonlight’ o ‘Greenbook’, han gozado de mucha aceptación –no así el 'biopic' de Lee sobre Malcolm X, un fracaso absoluto porque eso es lo que no quiere ver la mayoría blanca estadounidense en un cine–, e incluso la franquicia Marvel se ha decidido a explotar la figura de su superhéroe africano, Black Panther.

El cine puede crear pautas de comportamiento, pero no deja de ser un reflejo. Convendría que las sabias palabras del escritor y activista James Baldwin no cayeran en saco roto: ‘No se puede cambiar todo a lo que nos enfrentamos, pero nada podrá cambiarse hasta que no nos enfrentemos con ello. Es cierto, en todo caso, que la ignorancia, aliada con el poder, es el enemigo más feroz que puede tener la justicia’. La ignorancia de hoy no debería ser la misma de cuando se hizo ‘Lo que el viento se llevó’.

En la literatura

La vigilancia en pro de la corrección política ha tenido en el punto de mira aquellos títulos que tradicionalmente han sido considerados lecturas infantiles. ‘Huckleberry Finn’, de Mark Twain, ha estado prohibido en las bibliotecas públicas norteamericanas durante años.  En el 2011 una contestada edición sustituyó las más de 200 veces que  aparece la palabra ‘nigger’ por  la más aceptable y aséptica ‘esclavo’. La polémica antirracista también ha salpicado a ‘Tintín en el Congo’, rehecha por Hergé para eliminar sus aspectos más controvertidos o ‘Pique-nique chez Babar', canto al colonialismo francés que no se ha reeditado desde 1947. También las aventuras de los Cinco, de Enid Blyton, fueron purgadas de comentarios racistas y machistas. Por Elena Hevia

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