LUTO EN LA MÚSICA

El último son de Pau Donés

El cantante y compositor sucumbe a los 53 años al cáncer de colon que le fue diagnosticado en el 2015, dos semanas después de publicar el último álbum de Jarabe de Palo, 'Tragas o escupes'

Jordi Bianciotto

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Se convirtió en estrella pop cumplidos los 30, a lomos de una canción, ‘La flaca’, que durante largos meses las radios no quisieron programar, y se impuso al síndrome del ‘hit’ de temporada haciendo de Jarabe de Palo un vehículo duradero que fue la extensión de su personalidad. Suyo fue el hallazgo de un rock latino de rimas sencillas y ocurrentes, combinando la sensualidad con una filosofía de vida positiva que sirvió luego para arroparle en su trance con la enfermedad. Pero Pau Donés advirtió siempre que el cáncer, que se le diagnosticó en agosto del 2015 [fue finalista el año siguiente a Català de l’Any por su valentía frente a la enfermedad], acabaría ganando la partida, y este martes se hizo triste realidad su pronóstico.

Se fue mandándonos una carta de despedida luminosa y, según sus palabras, “buenrollista a tope”, el álbum de Jarabe de Palo <strong>‘Tragas o escupes’, </strong>lanzado por sorpresa hace solo dos semanas. Iba a salir en septiembre, pero se adelantó la publicación y así pudo él disfrutar de la cálida respuesta de sus seguidores. Un cancionero trufado de mensajes de agradecimiento (en ‘Eso que tú me das’, tema seleccionado como sencillo y video) y de ‘carpe diem’ (‘La vida es el momento’). Disco de regreso a aquel rock latino de sus inicios, que Donés grabó tras el parón de un año largo en el que se instaló en Los Ángeles con su hija quinceañera para prepararle el desayuno todos los días y verla crecer de cerca. En la pieza que abre el álbum, ‘Vuelvo’, hacia inventario de los más de 20 años de Jarabe de Palo y anunciaba su regreso a las andadas. “Vuelvo hoy mientras el cuerpo aguante / Vuelvo hoy por mi gente / Vuelvo y aquí pienso quedarme para siempre".

Aquellas maquetas

Jarabe de Palo fue él y la cambiante tropa de músicos que basculó a su alrededor; una marca bajo la que buscó amparo ese autor de canciones que había pasado muchos años mandando sin éxito maquetas a las discográficas mientras trabajaba en la publicidad con su hermano pequeño Marc. Nacido en Barcelona (11 de octubre de 1966) aunque muy vinculado a la localidad de Montanui (en la Ribagorza oscense), de donde procedía su padre, Amado, Pau fue el chico disléxico de inestable rendimiento escolar (le expulsaron de varios colegios) al que, a los 16 añosle sacudió la tragedia cuando su madre, la barcelonesa Núria, se quitó la vida. Al adolescente Pau le correspondió asumir responsabilidades familiares en el día a día, mientras su padre acudía al trabajo. Luego, los estudios de Económicas fueron dando paso al trabajo en publicidad y al desarrollo de la afición musical, con un par de grupos embrionarios, Jay & Company Band y Dentaduras Postizas, ambos con Marc Donés a la batería.

A través de un colega de la agencia de publicidad, Fernando de France (hermano de Carlos de France, de Objetivo Birmania), llegó el contacto con Virgin, si bien antes de fichar se embarcaron ambos, con unos amigos, en un viaje a Cuba con el propósito de grabar allí un videoclip casero de la canción ‘El lado oscuro’. Allí conoció Pau a la modelo cubana Alsoris Guzmán, que no llegó a intervenir en el video (protagonizado por Eva Nilsen, que años después aparecería también en el de ‘Agua’), pero que le dejó una huella suficientemente honda como para inspirar la letra de ‘La flaca’. Alsoris aparece en un video de este tema en versión acústica que sería eclipsado por el muy popular de la campaña de Duca-2.

Con la radio en contra

Jarabe de Palo (nombre que sustituyó a ocurrencias como Palo Cantamañanas) conquistó a los ejecutivos de Virgin en un concierto 'showcase' en la sala Tarantos, de la plaza Reial, con el fichaje a punto de formalizarse. Entre las nuevas canciones destacó muy pronto ‘La flaca’, favorita de la discográfica y particularmente de su directora general en España, la cubana Lydia Fernández. Pero el tema tuvo dificultades para abrirse paso en las radiofórmulas. “Nosotros le veíamos el potencial, pero nadie lo quería poner en la radio. Decían que el estilo musical y la voz de Pau recordaban demasiado a Juan Perro y a Radio Futura”, recuerda el entonces director de márketing de Virgin España, Luis Francisco García.

Algo había: el álbum lo produjo Joe Dworniak, responsable de trabajos de Radio Futura (y de otros muchos artistas, como Kiko Veneno y Luz Casal). Fue la posterior campaña de Duca-2, en el verano de 1997, con el nuevo video grabado en una azotea de Manhattan, lo que precipitó el éxito de ‘La flaca’, que derivó en un fenómeno popular. Tiempos de auge de la música cubana, con el efecto ‘Buena Vista social club’ en ciernes.

'La flaca', el álbum, se presentó en una tanda de quince conciertos en La Boîte, en octubre de 1996, un punto de partida todavía discreto para una banda que fue ganando consistencia a lo largo de los siguientes meses y que estableció una alineación sólida y reconocible en torno a Jordi Mena (guitarra), Toni Saigi ‘Chupi’ (teclados), Marià Roch (bajo), Àlex Tenas (batería) y las sucesivas percusiones de Dani Forcada y Luis Dulzaides. “Una formación contundente, con la que tocamos literalmente en todas las provincias de España. A Pau le hacía ilusión formar parte de un grupo, y ahí llegó a haber un sentimiento de banda”, rememora ‘Chupi’, veterano ya entonces por sus andanzas con Nubes Grises, Rocky Muntanyola y Els Pets.

Aquella formación desarrolló una mezcla de “sonido latino ‘enrockecido’ con un toque ‘funky’” al que ‘Chupi’ aportó la distinguible textura de órgano Hammond. Para el teclista, que volvió a trabajar con Jarabe en su obra final, 'Tragas o escupes', Donés era “un apasionado de todo lo que hacía y una persona muy inteligente”, y siempre recordará las sesudas discusiones que mantenían. “Era como hacer esgrima”. Con esa formación desarrolló Jarabe un sonido a caballo del rock y la latinidad que bebió de muchas fuentes, un espectro de favoritos personales de Donés que iba de Antonio Machín a Antonio Vega pasando por Bob Marley.

De París a México

Este podría haber sido un grupo de un solo éxito, pero ‘Depende’ (1996) rompió el cliché: reafirmación de ese estilo que combinaba ritmos de son cubano, intimismo emotivo y ‘riffs’ y solos de guitarra ‘santaneros’ en canciones envueltas en filosofía de vida cotidiana, diáfanas y universales, valiéndose a veces de ocurrentes juegos de palabras. La gira llevó al grupo al Palau Sant Jordi y en su fase final abordó escenarios internacionales, con tanteos en Italia (versión del tema central del álbum, convertido en ‘Dipende’) y en Francia (concierto en La Cigale, París, con público eminentemente español).

La proyección de Jarabe a mayor escala fue en Latinoamérica, con lanzaderas espectaculares como el concierto (gratuito) en la plaza del Zócalo, de Ciudad de México, dentro del Festival del Centro Histórico, ante 70.000 personas. Eso ya fue en la campaña del tercer disco, ‘De vuelta y vuelta’ (2001), que Donés promocionó con un ‘gag’ en torno al afeitado de su cabeza. Aunque en adelante su cota más alta de popularidad fue quedando atrás, álbumes como ‘Bonito’ (2003) y ‘1  conservaron una poderosa base de fans, si bien Jarabe tuvo en esos años sus más y sus menos con la crítica musical. El Pau Donés compositor ensanchó horizontes, ya que grabaron temas suyos figuras como Celia Cruz (‘Dos días en la vida’) y Ricky Martin (‘Cambia la piel’), y el ideólogo musical sometió a Jarabe a nuevos enfoques sonoros a partir del álbum ‘Orquesta reciclando’ (2009), al tiempo que creaba su propio sello discográfico, Tronco Records. Al otro lado del Atlántico, sus giras se hicieron más y más extensas, cubriendo desde Argentina hasta Estados Unidos.

La vida con "el bicho"

El diagnóstico del cáncer trastocó la esfera pública de Pau Donés, que apostó por hablar de la enfermedad sin rodeoscon destellos de sentido del humor, y comprometiéndose con la investigación científica desarrollada por el Instituto de Oncología del Vall d’Hebron. Fue un libro abierto para sus seguidores, evitando el melodrama sin renunciar a la crudeza, y aplicando un desenfadado realismo a su connivencia con “el bicho”, como lo llamó a veces. Posición vital que plasmó a fondo en las páginas de ’50 palos... y sigo soñando’ (2017), su volumen de memorias.

Jarabe de Palo siguió en marcha con nuevos cómplices, como el pianista Jaime de Burgos y el saxofonista Jimmy Jenks Jiménez, y ofreció sucesivos conciertos en Luz de Gas encaminados a recaudar fondos para la investigación del cáncer. Los últimos, sendos recitales del pasado diciembre, en los que Donés quiso recuperar a los músicos que pasaron por Jarabe de Palo a lo largo de los años, hasta 19 en total. Después, un silencio roto con su aparición cantando ‘Vuelvo’ en el balcón de su casa, en días de confinamiento. Un Pau debilitado que se fue defendiendo la sanidad pública, dando las gracias y envolviendo su adiós en la energía positiva para siempre asociada a su música.

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