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El director Juanra Fernández explica las anécdotas del filme 'Rocambola'

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Eduardo de Vicente

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El realizador conquense Juanra Fernández (Para Elisa) acaba de estrenar en la plataforma digital Filmin su nueva película, un filme de intriga titulado Rocambola protagonizado por Juan Diego Botto (Martín Hache, Vete de mí) y Jan Cornet (ganador del Goya por La piel que habito) en los papeles principales. El tercer vértice del triángulo es la actriz y cantante Sheila Ponce, que aparece en casi toda la filmografía del cineasta, y, en breves papeles, las experimentadas Elisa Montilla y Ana Álvarez.

La trama transcurre casi íntegramente en una casa de campo solitaria en la que se introduce un joven ladrón. Intenta abrir una caja fuerte pero algo falla, por lo que decide esperar y relajarse un rato. En este intervalo aparece en el chalet una pareja formada por un extraño tipo con un parche en el ojo y una chica rubia que no le permiten salir de allí. El individuo le propone un pacto: le dará 10.000 euros para que cumpla sus sueños si, a cambio, abre la caja. Parece claro que algo no acaba de encajar.

Lo que viene a continuación es una especie de juego del gato y el ratón entre ambos con momentos de máxima tensión y la muchacha como elemento discordante. Es todo un ejercicio de estilo de cómo conseguir mantener la atención del espectador durante hora y media con, prácticamente, un único escenario y, básicamente, tres actores. El joven ladrón se llama Dante y, precisamente, el filme está dividido en tres episodios, como los cantos de La divina comedia, pero en orden inverso al de Alighieri, es decir: Paraíso, Purgatorio Infierno. Juanra Fernández nos explica las curiosidades del rodaje del filme.

-Un título rocambolesco. "El título de Rocambola está inspirado en el personaje literario creado por el novelista francés del siglo XIX Ponson du Terrail, Rocambole. Este personaje era un ladrón de guante blanco y utilicé su nombre en el guion como expresión castellanizada para Dante al expresar sus logros".

-Un argumento premonitorio. “Nadie podía imaginar que Rocambola, una película que muestra a los protagonistas aislados en una casa, podría resultar en parte premonitoria de la situación actual. En la ficción ese encierro no es por un virus, es por ambición para unos y para otros en contra de su voluntad, pero todos los personajes ansían el momento de poder liberarse del extraño confinamiento”.

-La casa, un protagonista más.”El guion original se modificó y adaptó al lugar, un viejo caserón rústico junto al río Huécar, en las cercanías de la ciudad de Cuenca. La casa presentaba una composición natural laberíntica, lo que facilitó que la trama se amoldase perfectamente a esa estructura. El equipo de dirección artística solo tuvo que improvisar algunos paneles y muy pocos elementos decorativos externos para configurar el ambiente necesario. La casa y su entorno se convertían también en protagonista de la historia. El equipo convivió durante las semanas de rodaje con las familias que la habitan, adaptándose equitativamente ambos a las necesidades de cada uno, los inquilinos reales y los ficticios”.

-El enjambre. “Durante el rodaje en el caserón tuvimos unos extras inesperados, una plaga de avispas que se cebó con todo el equipo y especialmente con el ayudante de dirección, Falele Ygueravide, quien tuvo que ser trasladado en una ocasión al hospital y otra vez más atendido en el set por un médico que le inyectó adrenalina. No obstante siguió rodando sin ser excusa para aplazar ni una sola toma. Las avispas no se fueron y nosotros aprendimos a evadirlas”.

-Unos figurantes japoneses. “El primer día de rodaje se inició en Toledo, con la segunda unidad, y allí se improvisó la actuación televisiva de un personaje que canta frente a la cámara que, después en la ficción, vería Dante a través de la pantalla. En esa actuación simulamos la grabación de un video clip con la ciudad imperial de fondo. Curiosamente, durante la filmación, un autobús de turistas japoneses desembarcó junto al equipo y los nipones recién llegados, al ver el despliegue mediático, confundieron al actor con un cantante real, olvidándose de las vistas de Toledo para fotografiarse junto al que creían un ilustre artista. La naturalidad del momento hizo que la situación se incluyese en la escena televisiva que se ve en la película”.

-Salto al vacío. “Otro reto que afrontamos con miedo y conteniendo la respiración fue la escena del salto de Ingrid. En el guion, ella huye por el curso del río e intentamos localizar esa bajada al cauce de la forma más fácil, pero no había ningún lugar que no entrañase riesgo. Sheila Ponce, la actriz que encarna a la protagonista femenina, se empeñó en que quería hacerlo ella, sin doble, y en el mismo lugar de la escena. Tenía que saltar desde lo alto de un muro de piedra de unos tres metros de altura. Accedimos a que fuese ella, pero con una condición, que se la instruyese para aprender a caer en una colchoneta. Solo dio una clase, pues dijo que ya era suficiente y no era necesario perder más tiempo. Así, sin experiencia en saltos y con su empeño realista de encarnar a Ingrid, llegó el día del salto. Instalamos la colchoneta y di acción sin haber podido ensayarlo. Todo el equipo contuvo la respiración. La vimos desaparecer por la pantalla del combo y oímos el golpe contra la lona, seguido inmediatamente de las risas de Sheila y los aplausos de los técnicos que había junto a la colchoneta. Afortunadamente todo salió bien. Una toma única y válida”.

-Un río sin agua. “No obstante el río sería el que nos provocaría más complicaciones. La continuación de la escena anterior se rodaba sobre las aguas, ella corriendo por el cauce. Pero unos días antes de la previsión de rodaje para esa escena el río se secó, algo completamente inesperado. No había ni una gota de agua en él. Y no podíamos trasladar el rodaje a otro afluente pues se notaría la gran diferencia paisajística además de la necesidad de incluir en la toma el puente de piedra que daba acceso a la casa. El equipo de producción habló con los bomberos, empresas de camiones cisterna y con cualquiera que pudiese traernos agua. Todos nos dieron la misma respuesta, era imposible hacer llegar un camión hasta ese lugar. Los encargados de la dirección artística, con un ánimo insuperable, se decidieron a rellenar el río ellos mismos, y lo lograron. Horas y más horas de trabajo con cubos, mangueras y tras la construcción de una pequeña presa, consiguieron la profundidad suficiente para rodar la escena”.

-Colgados en un rodaje. “El sufrimiento de los actores fue una constante durante el rodaje, las condiciones a las que se somete a los personajes en la ficción pasan factura también en los actores que los encarnan. De ese modo, varios de ellos tuvieron que pasar mucho tiempo colgados de las manos, sobre todo Jan Cornet, que es el que más escenas tiene en esa posición. La complicación de atarlo y desatarlo entre toma y toma para que recuperase el riego sanguíneo se convirtió en rutina de rodaje. Pero el actor consiguió aguantar las penurias para encarnar el sufrimiento de Dante”.

-Un cuchillo de verdad. “Juan Diego Botto y su cuchillo protagonizaron otra de las anécdotas más curiosas y, como las anteriores, peligrosas. El manejo continúo del arma y la cercanía de ésta a la cámara en varias tomas, nos hizo optar por usar el cuchillo real en sustitución del de mentira que se había fabricado, ya que éste último podría desvelar su falsedad en algunos planos. Botto se hizo con el arma y la manejó con destreza durante todo el rodaje, sin olvidarse en ningún momento de que se trataba de un cuchillo real.”

-El equipo compone y canta. “Dante acostumbra a escuchar música en un cassette con auriculares. Como director tenía una idea clara del estilo, y habiendo coincidido en el rodaje con Raúl Sáez, jefe de producción y guitarrista, y con Sheila Ponce, que además es cantante, decidí que fuésemos nosotros quienes grabásemos unos temas para la película, como complemento a la banda sonora original de Pedro Pablo Morante. De ese modo me sumé a ellos con el bajo e incorporando otro guitarrista y un batería, compusimos los temas y surgió Das Model. Grabamos tres canciones e incluimos dos de ellas en la película, la que escucha Dante a través de los auriculares y el tema que cierra la cinta en los créditos finales. La banda sigue activa e inició una gira que ha quedado aplazada por el coronavirus”.