CRÍTICA DE CINE

'Superfly': más forma, menos fondo

En este 'remake' también es un criminal en busca de la jubilación anticipada pero transcurre en Atlanta, en buena medida de noche y bajo luces artificiales

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Nando Salvà

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Hoy se la recuerda sobre todo por su vistoso vestuario y la magnífica banda sonora de Curtis Mayfield pero, mientras contaba la historia de un 'dealer' de Harlem decidido a hacer un último negocio antes de retirarse, 'Super Fly' (1972) retrataba a un hombre negro enfrentado a un sistema diseñado para someter a aquellos de su mismo color. Dado que la opresión racial es un asunto que nunca pasa de moda -no hay más que ver los noticiarios hoy mismo para comprobarlo-, cualquier momento es bueno para actualizar la historia.

El protagonista de este 'remake' también es un criminal en busca de la jubilación anticipada, y también él tiene estilo para dar y regalar, pero en todo caso ambas películas son muy distintas en varios aspectos. Si la primera transcurría sobre todo a la luz del día y en unas calles de Nueva York capturadas con una textura casi documental, esta lo hace en Atlanta, y en buena medida de noche y bajo luces artificiales. Y aunque la nueva película supera a su modelo en términos de escala, volumen y violencia -incluye varios tiroteos, más cadáveres y mucha más sangre-, le va a la zaga en términos de vocación política.

Es cierto que ambas ficciones hablan de un racismo genuinamente estadounidense y de sus conexiones con la corrupción institucional; pero la original se centraba en la idea de que traficar con las drogas era una de las pocas maneras que el hombre negro tenía de lograr el éxito en aquel país y, en cambio, cuando los personajes de la nueva versión hablan acerca del sueño americano se refieren tan solo a ganar dinero y lucirlo; carecen de ideales sobre la igualdad de oportunidades y la movilidad social. Su director, conocido como Director X -su nombre real es Julien Christian Lutz-, es un celebrado realizador de vídeos musicales, y eso explica que aquí haya reconvertido un clásico del cine 'blaxploitation' en el tipo de fantasiosa oda al exceso que el mundo del rap promociona.

En todo caso, pese a que está demasiado ocupada exhibiendo los trajes y los coches de sus personajes como para explorarlos lo suficiente, durante buena parte de su metraje 'Superfly' funciona eficazmente como intriga dotada de cierta hondura. Llegado el momento, sin embargo, se acomoda en el territorio del cine de acción, y en el proceso no solo deja en evidencia la torpeza de Director X coreografiando escenas de ruido y furia sino que también pierde buena parte de su personalidad.