EL LIBRO DE LA SEMANA

Crítica de 'Los Maple': intimidades conyugales al microscopio

John Updike perfora la capa externa de nuestra vida cotidiana con el bisturí de un estilo literario de precisión reservado solo a la gran literatura

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Domingo Ródenas de Moya

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Es este el último libro del que John Updike se ocupó en 2009, el año de su muerte. No era inédito: había aparecido en 1979 con el mismo título, 'Too Far to Go', de un telefilme basado en las vicisitudes del matrimonio Maple. Pero volvió a esa colección de cuentos, los revisó y añadió el melancólico relato final, 'Abuelos', escrito en los 80. La pareja 'wasp' de Richard y Joan Maple había surgido en un cuento de 1956 y, como sucedería con otros personajes como Harry 'Conejo' Angstrom o Harry Bech, escoltaron la imaginación y la obra de Updike durante mucho tiempo. Todos comparten un mismo mundo de valores, el de la clase media cultivada, blanca y protestante del este de los Estados Unidos, arrellanada en su bienestar material y volcada en la sociabilidad mesocrática, la educación de la progenie y la práctica hipócrita de una jovial inmoralidad. Quizá no sea inútil añadir que en el retrato crudo que Updike ofrece de las intimidades conyugales de los Maple hay una reverberación autobiográfica que transmite al lector la sugestión de incomodidad de encontrarse en medio de una escena muy privada.

Uno a uno, los cuentos son mecanismos de relojería narrativa, auténticas lecciones de cómo narrar las fuerzas subterráneas que fortalecen y debilitan —sobre todo esto último— las relaciones de pareja: los deseos insatisfechos, los reproches reprimidos o disparados como balas de sarcasmo, la ironía elevada a norma comunicativa o el cinismo bilioso. La paleta de colores de Updike es amplísima allí donde se diría que la variedad cromática es limitada. Con un estilo que combina la lucha contra el cliché y la inteligencia sin desmayo —tan elogiado por Martin Amis—, Updike observa con desapasionamiento las pasiones de sus criaturas. No se limita a describir sus acciones domésticas, sus conversaciones llenas de trampas y alambradas, la espesa tristeza que va impregnando con los años la existencia familiar, sino que pone al lector ante un microscopio que permite observar los retorcimientos de la conciencia de Richard y Joan. Esta capacidad de perforar la capa externa de nuestra vida cotidiana con el bisturí de un estilo literario de precisión está reservada solo a la gran literatura.

Disposición cronológica

La disposición de los relatos sigue la cronología interna de los Maple, lo que permite que se lean como una novela taladrada por las elipsis, hecha de ráfagas o fragmentos que iluminan un camino de deterioro progresivo desde los primeros años de convivencia hasta su divorcio y segundo matrimonio. El principal agente de ese desgaste son los respectivos adulterios, supuestos, fingidos o reales ('Acaba de llamar tu amante', 'Eros rampante'), las insinuaciones y tonteos, la frivolidad del disimulo, del ser o no atractivo («La teoría del arenque rojo»), la asincronía del sexo conyugal ('Cortejo a la esposa'), el torpe autoengaño ('Sublimación'), aunque lo que de verdad produce la corrosión de fondo son el tiempo y el hastío, dos fuerzas arrasadoras que, como se dice en 'Los Maple comparecen', contrarrestan el amor y la costumbre.  Pero, ojo, estos cuentos magníficos van más allá de la crónica de la desolación y logran descorrer a menudo el velo que tapa la realidad desnuda, tierna y dolorosa, de la intransferible intimidad de las emociones son los gestos del otro que quedan grabados para siempre ('Gestos') o caer en la cuenta de que nadie nos pertenece excepto su recuerdo ('Abuelos').