D'A FILM FESTIVAL

'A stormy night', o cómo estrenar tu primera película durante una pandemia

El barcelonés David Moragas rodó en Nueva York, con lo justo y él mismo como protagonista, la película de clausura del D'A Film Festival

Entrevista con David Moragas, director de 'A stormy night'

Entrevista con David Moragas, director de 'A stormy night' / periodico

Juan Manuel Freire

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El D'A Film Festival confinado se clausura este fin de semana, apropiadamente, con una película sobre dos jóvenes obligados a entenderse en un espacio cerrado. Por suerte o por desgracia para ellos, tan solo es una noche, 'A stormy night', la que Alan y su huésped Marcos, amigo de su compañera de piso en busca de refugio por unas horas, pasan juntos. El debut de David Moragas, también actor en el filme, se estructura sobre sus conversaciones, acercamientos y alejamientos; sobre una intimidad precoz de la que el espectador fácilmente se puede sentir parte, más viendo la película en casa.

Lo primero que se puede pensar al oír su premisa es: este director ha visto y amado 'Weekend', el celebrado debut de Andrew Haigh, otro 'Breve encuentro' gay. Hay bastantes diferencias, 'A stormy night' es algo más platónica, pero Moragas no marca distancias, más bien al contrario. Es honesto. "Esa película me ha inspirado mucho", nos cuenta por teléfono. "La vi durante mi formación como cineasta y me abrió los ojos. Sobre todo, me inspiraba que Haigh hubiera hecho una película sin que nadie le diera permiso. Al final todo consiste en mirar a tu alrededor, ver de qué medios dispones y, con eso, hacer la película que quieres".

Sería fácil pensar también en Xavier Dolan, dado que Moragas se siente cómodo poniéndose delante de su propia cámara. En este caso marca algunas distancias: "Soy fan de Dolan y parte de su filmografía, pero creo que hace un cine muy diferente, y mientras que él quiere ser actor, yo lo veo como una necesidad práctica".

Conversación consigo mismo

Rodada en Nueva York con lo justo, 'A stormy night' es puro 'do-it-yourself' ('hazlo tú mismo'). En el equipo figuran muchos de los amigos de estudios de Moragas en la Tisch School of the Arts, donde le dieron clase Spike JonzeTodd Solondz o Julia Solomonoff. Es en blanco y negro, sobre todo, porque el minimalismo pone las cosas más fáciles. "Hacer una película es difícil y la escala de grises me permitía mayor control", cuenta el director. "Para la próxima saltaré al color".

En el personaje de Marcos, el documentalista directo y seductor al que interpreta, hay mucho de sí mismo, pero también, advierte, en el más apocado y romántico programador Alan. 'A stormy night' ha sido "una oportunidad de separar dos partes de mí mismo y juntarlas en un comedor", dice. "Es como un diálogo entre el diablo y el ángel, pero las dos voces son mías, en realidad. Ha sido un poco como una forma de terapia". Los personajes hablan de temas que están presentes en las conversaciones de Moragas con sus amigos, como la monogamia, la autosegregación gay o las diferencias culturales España-Estados Unidos. "Yo sabía de todo lo que quería hablar. Mi director de fotografía [Alfonso Herrera Salcedo] me ayudó a encontrar el marco".

Lo importante es ver

Como decíamos al principio, el marco ideal para un visionado de 'A stormy night' parece el hogar. No lo decimos como consolación, como compensación. "Le puse la película a mis compañeros de confinamiento. Y se creó una gran sensación de intimidad. Verla así le da otro sentido, más cercano". Lo ideal es que las películas te absorban y te dominen, en lugar de ser tú quien las controles desde una pantalla táctil. Y sin embargo, incluso verlas en tableta o móvil puede ser una experiencia emocional intensa. "Las nuevas tecnologías han democratizado el cine", dice Moragas. "Y poder llevar festivales a la nube, a la red, forma un poco parte de todo eso. Cuando me hablaron del cambio del D'A, al principio no sabía cómo verlo, me parecía demasiado distinto. Ahora me parece interesante".

Durante el confinamiento, Moragas, lejos de perder aire, ha seguido trabajando sin descanso. Es la mejor medicina contra el desasosiego: tratar de crear algo cada día, por pequeño que pueda ser. "Estoy metido ya en mi siguiente proyecto, una evolución natural del primero", señala. "Aunque las condiciones no son las idóneas, sin darme cuenta, estoy llenando la caja de ilusiones".