Fomento terapéutico de la lectura

Libros para curarnos

La iniciativa 'Te receto un libro', de la Escuela de Escritores, prescribe en breves consultas 'on line' una fórmula magistral en forma de píldora literaria

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Beatriz Martínez

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Los libros, además de constituir una fuente de conocimiento, son sin duda un refugio donde resguardarnos. Pero también pueden resultar terapéuticos, sobre todo en estos tiempos de pandemia en los que todos nos sentimos más desorientados y abrumados que nunca. ¿Y si un médico nos los recetara como si fueran un medicamento para sanar nuestras inquietudes más profundas?

Eso es precisamente lo que ha puesto en funcionamiento la Escuela de Escritores a través de su iniciativa ‘Te receto un libro’, en la que un puñado de especialistas, ‘librólogos de guardia’, se turnan a través de un sistema de citas para que los pacientes puedan explicarles sus síntomas y sus necesidades de forma confidencial para poder interpretarlas y prescribir una fórmula magistral en forma de píldora literaria.

La original propuesta se le ocurrió a Germán Solís en el 2013 para que formara parte de las actividades del día del libro, como una forma personalizada de organizar encuentros entre autores y lectores. Sin embargo, en estos momentos de aislamiento, el planteamiento inicial ha terminado por adquirir un nuevo sentido, y por eso, los organizadores lo han reformulado para adaptarlo a las circunstancias.

Diez minutos de asesoramiento

Las citas son 'on line' y cada día un autor diferente pasa consulta de 17 a 19 horas, de forma que los usuarios pueden reservar en el calendario su tiempo (10 minutos) de asesoramiento literario personalizado.

El día 7 de abril se estrenó como doctora Marta Sanz, a la que siguieron autores como Olga Merino, Leila Guerriero, Benjamín Prado, José Ovejero, Santiago Posteguillo, Rosa Montero, Elvira Navarro, Manuel Vilas o Guillermo Arriaga.  Los viernes están especialmente dedicados a los más jóvenes, con especialistas en literatura infantil y juvenil como Chiki Fabregat o Javier Fonseca, ya que son muchos los padres ávidos de recomendaciones que puedan encajar con sus hijos.

Firmas como Rosa Montero, Olga Merino, Santiago Posteguillo y Guillermo Arriaga ya han pasado consulta 

En las últimas semanas hemos asistido a una transformación vital que inevitablemente ha afectado no solo a nuestros hábitos de consumo, sino también ha puesto en evidencia todo un cúmulo de incertidumbres y retos difíciles de asimilar. Sensación de soledad, impotencia frente a una situación que nos supera, ansiedad, teletrabajo precario, educar a los niños en casa. En algún momento, cada uno de nosotros ha sufrido una crisis existencial (también alguna nerviosa). Y todo ello se ha amplificado irremediablemente por el estrés que generan las redes sociales, los informativos, las cifras de muertos, los planes de desescalada, y así sucesivamente. Puede que nunca hayamos sido más sensibles a todos los estímulos que venían de fuera, y puede que tampoco más vulnerables, ni siquiera cuando hemos tenido el corazón roto.

“Esta realidad solo ha potenciado algo que ya nos ocurría. Estamos inmersos en una espiral de contenidos audiovisuales, de ritmos de montaje acelerados, y cualquier cosa que ocurre en nuestro entorno nos parece lenta. Cada vez nuestra capacidad de atención es menor. Se está mercadeando con nuestra atención, creo que es una de las grandes guerras de nuestro siglo”, cuenta Germán Solís. “Simplemente coger un libro durante equis minutos puede constituir un espléndido ejercicio de gimnasia mental. Al principio pueden ser poco tiempo, porque necesitamos generar más músculo, hasta que podamos correr una maratón”.

Los libros te sitúan en un momento en el mundo. Te ayudan a reflexionar sobre lo que pasa, y por extensión, sobre lo que nos pasa. Pueden darnos herramientas para entender lo que ocurre a nuestro alrededor, pero también funcionan como analgésicos, incluso como ansiolíticos. Curan y tranquilizan. Y es algo que necesitamos más que nunca.

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