CRÍTICA DE LIBROS

'Reina': un 'yo' trans camino del trono

Inteligente ópera prima de Elizabeth Duval que, lejos de enrocarse en lo literario, se sumerge en una realidad tan insatisfactoria como problemática

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Domingo Ródenas de Moya

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De 'Reina' se puede decir que es una autoficción en la que su autora, que apenas tiene 20 años (nació en el 2000) cuenta con desparpajo y profusa artillería culturalista su primer año universitario en París. Dicho así, parece una convocatoria del aburrimiento. Sin embargo, ni la reincidencia en el culto a su majestad el 'yo' ni la asombrosa precocidad de Elizabeth Duval van en detrimento del libro sino, inesperadamente, a su favor, de modo que la astucia con que se sirve de la impúdica escritura autobiográfica y la fingida espontaneidad con que narra sus primeras experiencias (amorosas, políticas o intelectuales) hacen del libro una ópera prima inteligente.

Duval define (o construye) al receptor de su relato: una mujer joven, blanca, urbanita, de clase media, con una vida ajena a la suya pero que, aun así, persigue en ella su reflejo. Es su lectora modelo, pero se equivoca. Los lectores potenciales pueden ser múltiples, porque más allá de la apariencia de registro juvenil de vaivenes emocionales, 'Reina' ofrece la imagen veraz de una generación (la de los nacidos en el siglo XXI) que ha crecido en un mundo cuya estructura y valores se han alejado de los del siglo XX. Hijos de la tecnología, la información masiva y la precariedad, recuperan en su activismo político una noción combativa y pesimista de identidad social o de género.

Así sucede en 'Reina', título que apunta al hecho de que son los hombres quienes ostentan en nuestra sociedad la "corona" (las posiciones hegemónicas), una corona a la que aspira Elizabeth Duval, no ya como mujer sino como mujer trans lesbiana. El impulso contestatario que la anima la lleva a reprochar al ideólogo de la teoría transgénero Paul B. Preciado (B. de Beatriz) que, en su adquirido rol masculino y de estrella académica, asuma el discurso de la rebeldía contra el binarismo de género cuando él ya no está entre los agraviados o los oprimidos. Como ella, Duval, que en su adquirida condición femenina es blanco de temores y humillaciones, como todas las mujeres. Aunque la autora confiesa que le gusta más escribir que vivir, su escritura, lejos de enrocarse en lo literario, se sumerge en una realidad tan insatisfactoria como problemática.