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'You go to my head', un sutil drama romántico que llega a las plataformas

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Eduardo de Vicente

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El cineasta belga Dimitri de Clerq dio sus primeros pasos en la pantalla grande como productor de directores de culto como Raoul Ruiz (Les âmes fortes), Alain Tanner (El diario de Lady M) o Mathieu Kassovitz (Métisse) y apoyando el género documental. Tras rodar en 1995 un filme realizado a cuatro manos con Alain Robbe-Grillet (Un bruit qui rend fou), finalmente se ha decidió a ponerse al frente de una película, el drama romántico You go to my head, que acaba de estrenarse en Filmin, Rakuten TV, Vodafone TV, Huawei Video y Amazon Prime Video. En todas estas plataformas puede verse en versión original subtitulada o doblada al castellano.

Una relación que parte de un engaño

La acción se inicia en el desierto de Marruecos donde una pareja sufre un accidente de automóvil. Él parece haber fallecido, pero ella consigue a duras penas salir del vehículo. Vaga sin rumbo entre la arena apenas consciente de lo que ha sucedido y deambula perdida entre las dunas hasta que cae desmayada. Un hombre la encuentra, la recoge y la cuida y llama a un médico para que compruebe su estado de salud. Pronto descubre que la chica ha sufrido un fuerte golpe que le ha provocado un shock. No recuerda quién es ni lo que ha ocurrido.

El desconocido, bastante mayor que ella, aprovecha su estado para explicarle que ella es su esposa y se la lleva a su espectacular mansión de diseño perdida en medio de la nada. Es Jake, un arquitecto solitario que tiene que inventar la historia de amor que les unió y justificar la ausencia de recuerdos comunes en la casa para resultar creíble. Le dice que ella es belga y se llama Kaatje pero le ha puesto el apodo de Kitty y que toda su familia ha fallecido.

Ella desconfía un poco de su versión, pero lo cierto es que Jake es un buen tipo que la trata con cariño, con respeto e intenta hacerla feliz y, poco a poco, la joven intenta adaptarse a su entorno, a redescubrir su cuerpo y sus sentimientos y cada vez se encuentra más a gusto a su lado. Pero Jake es consciente de que es posible que, tarde o temprano, la gran mentira salga a la luz y ponga a prueba su relación. Teme ese momento pero quizás, en el fondo, también desea que las barreras entre ambos se rompan y resplandezca la verdad.

Un enredo en tono de cine de autor

Es un hermoso drama romántico cuyo punto de partida puede recordar a la comedia ochentera Un mar de líos (que protagonizaron Goldie Hawn y Kurt Russell) recientemente reversionada como Un mar de enredos sobre un carpintero que se venga de una rica engreída cuando ella sufre una amnesia y le hace creer que es su esposa y debe ocuparse de sus hijos. La trama es muy similar, pero el tratamiento es muy distinto. Aquí se trata de una película de autor y hay que reconocer que tiene un inicio algo lento, le cuesta arrancar pero en cuanto empieza a mostrar sus cartas te atrapa lentamente, como le ocurre a la protagonista.

La casa es una protagonista más y, sobre todo, la piscina, que tiene un peso importante en varios momentos y funciona como una especie de metáfora de cómo se sienten los personajes. El filme está basado en el duelo interpretativo entre los dos actores. Ella es Delfine Bafort, actriz y modelo belga que es una revelación y sabe transmitir la fragilidad, la vulnerabilidad y la duda constante que su papel requiere. Su pareja es todo un veterano, el serbio Svetozar Cvetkovic, que ha participado en más de un centenar de producciones europeas. Pese a sus diferencias ambos encajan perfectamente en sus papeles.

Fotografía y música

You go to my head se ha paseado por más de 40 festivales de cine obteniendo un total de 37 premios internacionales. Y no es de extrañar ya que se trata de una película pequeña, aparentemente sencilla, pero muy delicada, con un tratamiento elegante de las escenas sexuales, una fotografía que retrata paisajes hermosos y una banda sonora experimental con aires de misterio enmarcada entre dos temas de jazz de Chet Baker que suenan al inicio (I’m a fool to want you) y al final (el que da título al filme, You go to my head). Una historia romántica que, como su título indica, se cuela sin darte cuenta en la cabeza… y en el corazón.