CRÍTICA DE CINE

'Anon': el futuro está muy visto

'Anon' comparte temática con 'Gattaca' , aquella magnifica película de AndreW Niccol, sin un apice de su eficacia

Nando Salvà

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Decir que parece un episodio alargado de 'Black Mirror' es una forma perezosa de describir 'Anon' pero sin duda exacta; y no solo porque la película explora los peligros del desarrollo tecnológico sino también porque habría resultado mucho más satisfactoria de haber durado 50 minutos y no 100. Su peripecia narrativa es más bien simple -la investigación de unos asesinatos en un futuro en el que, a causa del progreso cibernético, tanto la privacidad como el crimen en teoría han desaparecido-, y pese a ello se mueve lenta, pesada y renqueante.

El director Andrew Niccol lleva expresando su miedo a los avances científicos desde 'Gattaca' (1997), y de hecho 'Anon' exhibe varias conexiones temáticas con esa magnífica ópera prima aunque, eso sí, ni un ápice de su eficacia dramática. Su protagonista, un detective atormentado (Clive Owen), es un estereotipo andante, y tanto él como el resto de personajes recurren a diálogos terribles para verbalizar sin reparos los asuntos de la película. La película, además, carece de capacidad para la sorpresa y de lógica narrativa -la identidad del asesino se resuelve de forma especialmente boba- y, a causa de la desaturación cromática a la que ha sido sometida sin duda para expresar el gris futuro al que nos dirigimos, es francamente fea.