CRÍTICA DE CINE

'Pullman': un día en Mallorca

En 'Pullman', tercer filme de Toni Bestard, dos niños recorren lugares de Mallorca que se apartan de la tarjeta postal

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Quim Casas

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Se ha hablado de 'Pullman' como de un 'The Florida Project' balear. Pero este tercer largometraje de Toni Bestardcuyo anterior filme era un curioso documental sobre el actor más castigado de toda la saga de Star wars, David Prowse, quien encarnó a Darth Vader, parte de un concepto escénico similar al de 'The Florida Project' para desarrollar una historia distinta.

Aquí los personajes principales también viven en un complejo de apartamentos para gente humilde y el recorrido de la historia nos lleva por los rincones menos glamurosos de Palma de Mallorca, por descampados, centros comerciales, parques de atracciones y zonas de ocio de turismo de bajo coste. Pero se trata de un periplo compartido, de una aventura urbana de conocimiento y de un solo día, la que viven la hija pequeña de una joven prostituta blanca y el hijo pequeño de una familia musulmana de raza negra.

No hay conflicto racial, en todo caso quienes les miran mal son los otros. Los dos niños se hacen amigos mientras recorren los lugares de Mallorca que se apartan de la tarjeta postal aunque, irónicamente, los créditos finales aparezcan sobre estas rancias tarjetas que publicitan Mallorca como el edén que no es en el filme.