Un Sant Jordi con las calles vacías y las redes hirviendo

Pancartas y libros en un balcón del barri de Fort Pienc, en Barcelona.

Pancartas y libros en un balcón del barri de Fort Pienc, en Barcelona. / periodico

Anna Abella

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“Resistir es vencer”, clama en su dedicatoria digital, tras lamentar la irrupción del “virus maldito, el enemigo cruel, invisible” que la separa de sus lectores, Almudena Grandes, cuya novela ‘La madre de Frankenstein’ estaba llamada a ser uno de los libros más vendidos de Sant Jordi insólito. Un Sant Jordi que, sin poder salir de casa, ha tenido que enfrentarse a un dragón con nombre de coronavirus. Un Sant Jordi en el que el confinamiento ha convertido en desiertos las Ramblas de Barcelona y las calles de toda Catalunya, otrora bulliciosas un 23 de abril en pos de libros, firmas, rosas. Un Sant Jordi donde estos, libros y rosas, se han asomado a muchos balcones y han burlado al covid-19 desde las redes sociales. Por ellas, en Instagram, Twitter, Youtube, Facebook…, autores, editores y libreros se han esforzado desde las 9.30 de la mañana hasta las 10 de la noche en promover el contacto con los lectores, manteniendo el espíritu de una fiesta que es también negocio. 

Un negocio que se ha vehiculado también desde webs de editoriales, librerías y plataformas de compra ‘on line’, ya sea para recibir el pedido a domicilio o bien a esperar a recogerlo cuando reabran las tiendas. Pese al aumento de las ventas digitales de libros físicos y el crecimiento de los ‘e-books’, los cálculos del sector auguran que este Sant Jordi se perderá entre un 60 y un 70% de la facturación de ‘diadas’ precedentes, en que se alcanzaron los 22 millones de euros y se vendieron 1,6 millones de ejemplares. El presidente del Gremi d’Editors de Catalunya, Patrici Tixis, da “el trimestre por perdido” y, aunque confía en que el sector se recupere tras el confinamiento, son conscientes de que la pandemia ha sido un golpe “muy duro” económicamente hablando. Se teme que las pérdidas de este año puedan llegar al 50% de la facturación.

Incertidumbre con la fecha del 23 de julio

Y más ante el enfriamiento del 23 de julio como fecha anunciada por la Cambra del Llibre (que engloba a editores, libreros, distribuidores e impresores) para celebrar un Sant Jordi ya con librerías abiertas y en las calles. Por la mañana el ‘president’, Quim Torra, avisaba de que “quizá” no podrá ser porque es “demasiado pronto” para saber cómo estará la situación. Augurio al que se sumaba la ‘consellera’ de Cultura, Mariàngela Vilallonga, al admitir que “dependerá de cómo evolucione la pandemia”, pues “hasta que no se encuentre una vacuna, todos estaremos en la incertidumbre”.

Pese al escenario coronavírico de este extraño Sant Jordi, de Instagram Live a Twitter o Youtube, como si de estand en estand callejero se tratara, los lectores han podido ver y oír a más de 300 autores, reunidos mayoritariamente por los grupos Planeta y Penguin Random House. Las redes hervían en chats, charlas, recomendando libros, contando anécdotas de anteriores ‘diadas’, o con ilustradores dibujando, como Iban Ibarretxena, Elena Odriozola, Javier Olivares, en  Nórdica). A falta de cifras oficiales del Gremi de Llibreters, Llibreries Obertes (a la que se sumó Òmnium Cultural) llevaban 45.000 libros vendidos desde el 23 de marzo (la mitad en las últimas 48 horas; que implican más de 800.000 euros para las 457 librerías catalanas adheridas). Y en su portal apuntaban como más vendidos del día a Irene Solà con ‘Canto jo i la muntanya balla’ (Anagrama), Eva Baltasar con ‘Boulder’ (Club Editor / Literatura Random House), Txell Feixas con 'Dones valentes' (Ara) y Núria Cadenes con 'Guillem' (Ara). El 'ranking' de Libelista (que reúne a 120 librerías independientes) y que también disparó ventas -este abril más de 7.300 libros (800, ayer, solo por la mañana)- sumaba a Almudena Grandes, con ‘La madre de Frankenstein’ (Tusquets). 

"Historia en un mundo raro"

“El espíritu está, pero la fiesta no es la misma”, decía Baltasar, autora de ‘Permagel’, a la que la crisis sorprendió al inicio de la promoción de ‘Boulder’. “Se echan de menos las calles llenas de gente, los olores, las rosas, el contacto con los lectores…”, lamentaba también Solà. “Es bueno que se consuman libros todo el año pero tenemos que guardarnos Sant Jordi como quien guarda el postre o los dulces para el final -señalaba Grandes-. Y que el primer día que podamos ir andando a nuestra librería favorita sea un Sant Jordi para cada uno de nosotros”. Y anunciaba, en un chat, que antes de seguir con la siguiente entrega de su serie ‘Episodios de una guerra interminable’, seguramente escribirá “una historia rara, en un mundo raro, que tiene que ver con la pandemia” y que se le ha ocurrido durante el confinamiento.  

También a Care Santos, que no ha podido presentar su nueva novela, ‘Seguiré els teus pasos’ (Columna), le ha inspirado una historia estos días de confinamiento, aunque desde el Instagram de Edebé la también autora juvenil, a la que la motivan a escribir “las preguntas difíciles de la vida”, ha añadido que la dejará “reposar” un tiempo.  El médico e investigador Salvador Macip, quien tenía comprado el billete (vive en Londres) para venir a firmar su oportuna reedición de ‘Las grandes epidemias modernas’ (Destino / La Campana), se ha mostrado “optimista ante la inminencia de una vacuna” pero ha avisado de que “no podemos relajarnos porque la inmunidad del covid-19 quizá no sea tan larga” y ha recordado “pandemias que han cambiado el curso de la historia, como cuando los europeos colonizaron América e importaron virus que diezmaron la población indígena”. Carme Riera y Najat El Hachmi revelaron que pensaban pasar Sant Jordi leyendo y releyendo mientras que Elia Barceló (en el chat de Roca Editorial) ha avanzado su próxima y negra novela, ‘La noche de plata’, y el periodista de sucesos de EL PERIÓDICO Guillem Sánchez ha hablado de ‘true crimes’ junto a su colega Toni Muñoz en el Instagram de Península. 

La música

También la música se sumó a la celebración, con Sílvia Pérez Cruz regalando el tema ‘Els dracs busquen l’abril’, y sobre todo con el concierto Sant Jordi Musical en casa, organizado por Estrella Damm, con Blaumut, Núria Graham, Cesc Freixas o Meritxell Neddermann actuando y Dani Nel·lo y Marc Ros (Sidonie) o Adrià Salas (La Pegatina) regalando recomendaciones literarias y reflexiones musicales.

No faltaron en las redes Bernardo Atxaga, que explicaba que aún guarda la pluma de plata que en su primer Sant Jordi le regaló un lector, Jordi Sierra i Fabra, con “45” ‘diadas” sin fallar a sus seguidores y que recordaba cómo el de 1976, al poco de morir Franco, fue “épico”, pues acabó en “una batalla campal entre policía y manifestantes en la plaza de Catalunya”, el cocinero Karlos Arguiñano, Martín Caparrós, Guillermo Arriaga, Javier Cercas, Marta Sanz, Jordi Nopca (Premi Proa), Núria Pradas (Premi Ramon Llull), David Nel·lo (Premi Sant Jordi), Albert Espinosa (uno de los más vendidos del Sant Jordi 2019), que en Twitter escribía: “Los Sant Jordis siempre se celebran, estés donde estés”, o el guionista <strong>Antonio Altarriba</strong> (en uno de los encuentros ‘on line’ del pospuesto <strong>Cómic Barcelona</strong>).  

La esperanza de Posteguillo

Antes de que el mensaje de Isabel Allende cerrara la maratón digital de la jornada, Dolores Redondo, autora de ‘La cara norte del corazón’ (Destino), afirmaba que escribir es terapéutico y ayuda a “relativizar el sufrimiento” y que leer nos hace “el mundo más grande”. En línea con el mensaje de resiliencia de Grandes, el superventas de novela histórica <strong>Santiago Posteguillo,</strong> que presentaba ‘Y Julia retó a los dioses’ (Planeta), comentaba en un chat: “No importa los problemas y dificultades a las que nos enfrentemos, todo, todo, se puede superar. Quiero pensar que todo lo que estamos pasando va a tener solución”. Va por Sant Jordi y más allá.