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El director Àlex Montoya nos cuenta los secretos de 'Assamblea'

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Eduardo de Vicente

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Nuevas películas pensadas para estrenarse en cine siguen llegando a las plataformas digitales ante la imposibilidad de llegar a las salas. Una de ellas es Assamblea, debut en el largometraje del prestigioso cortometrajista valenciano Àlex Montoya, que llegó el viernes a Filmin. Es una versión cinematográfica de la obra teatral La gent escrita por Juli Disla y Jaume Pérez, que cuenta con un reparto en el que figuran Francesc Garrido, Cristina Plazas, Nacho Fresneda y la joven Greta Fernández.

El filme, que combina con naturalidad el catalán, el valenciano y el castellano, se inicia cuando un grupo de personas se reúnen para llevar a cabo una reunión a la que acuden personajes muy distintos. Durante la sesión aluden a la necesidad de aprobar “un concierto propuesto por la central”, pero nunca sabremos a ciencia cierta de lo que están hablando o reclamando.

Pronto surgirán las primeras discusiones y los asistentes empiezan a ponerle pegas a todo lo que propone el que parece ser el organizador. Es una propuesta arriesgada que bien podría relacionarse con las novelas de Kafka, el cine de Buñuel o el teatro del absurdo. Pretende reflexionar sobre los procesos asamblearios, ponerlos sobre la mesa y dejar que el espectador decida su postura. Su autor, Àlex Montoya, nos explica las curiosidades que surgieron durante el rodaje.

-Nueve días de filmación cronológica. “Tuvimos solo nueve días para rodar Assamblea, pero la ventaja de tener una sola localización es que pudimos hacerlo de manera cronológica. El asunto es que el final de la peli no me convencía y según pasaban las jornadas de rodaje le daba vueltas a cómo mejorarlo. Un día  me di cuenta de que Francesc Garrido, en plano, repetía muchas veces el gesto de inclinar la cabeza, como si su personaje no oyera bien al resto. Eso me dio la idea que necesitaba. Reescribí el final la noche antes de rodarlo, pero me temo que tendréis que ver la peli para saber qué pasa”.

-Un guion muy cercano. “La película final dura sólo 75 minutos, pero el guion, adaptado de la obra teatral La gent, eran unas 110 páginas repletas de diálogos muy precisos. Estamos hablando de unas 12 páginas de diálogos por jornada, cuando en un largometraje normal se suelen hacer entre dos y cinco, y cuando solo habíamos tenido dos medias jornadas de ensayos. Esto provocó que en algunas escenas muy concretas los actores tuvieran que tener el guion a la vista, justo fuera de plano, para poder echarle alguna mirada rápida. Por suerte, tienen tanto oficio y talento que al final no se nota nada”.

-Un fichaje providencial. “He trabajado con la actriz Irene Anula en un montón de cortos. Ella llevaba desde siempre una melena rizada muy llamativa y en varios de estos trabajos le propuse raparse la cabeza. Pero no había manera, siempre me decía que si tardaba mucho en crecer y que si era un follón. Y entonces fue cuando que la llamaron para hacer el personaje de Nerea en Vis a Vis. Allí le propusieron el rapado y, oye, ni corta ni perezosa, lo hizo. Por suerte en este trabajo pude aprovechar su nuevo look, que le va como anillo al dedo a su personaje”.

-La polémica de los baños. “María Juan es una conocida monologuista valenciana que debuta con esta película en el cine. La pobre se dio cuenta de lo jerarquizados que están los rodajes cuando descubrió que los actores tenían un baño para ellos y el resto del equipo hacíamos nuestras necesidades en una cabina portátil que habían instalado en el jardín. El último día del rodaje lió a un cámara y grabó un vídeo muy divertido denunciando está problemática. Aquí lo podéis ver”.

-Un nombre original. “El personaje de Greta Fernández se llama Tosca porque es el nombre de mi hija a la que he añadido en los agradecimientos ya que cada vez que me sale una película paso menos tiempos con mis niños. En principio, es la única Tosca de España, que yo sepa no hay ninguna otra Tosca y fue un plan para popularizar el nombre un poco, que aparezca alguna más en la península. No nos querían aceptar el nombre pero fuimos al juzgado y la jueza del registro era melómana y nos preguntó si era por la ópera. Ni de coña, pero le dijimos que sí y nos dejaron que se lo pusiéramos. Nuestra justificación para ponerle este nombre es mucho más compleja. Básicamente nos gusta la sonoridad de la palabra y eso de que sea algo sin refinar. También tenemos una justificación más larga hablando de los etruscos, la Toscana y tal… En la peli lo quise resolver rápidamente y dije que la habían llamado así porque la habían “encargado” en la Toscana. Pero en el caso de nuestra hija no fue así, ella fue “encargada” en Valencia y “entregada” en Valencia, también”.

-El novio cantante. “En la peli hay un papel muy pequeño, con solo cuatro frases, que es el novio de Tosca, el personaje interpretado por Greta Fernández. Tosca es muy punki y está viviendo de okupa en el viejo restaurante de su padre. Imaginé que le pegaría escuchar música de La Raíz, un grupo reivindicativo valenciano del que soy muy fan, lo que me llevó a ofrecerle el papel del que hablaba a su líder, Pablo Sánchez. Vamos, sin más, pero que sepáis que el que canta la canción de los créditos es el novio de Tosca”.

-El chiste. “Hay un chiste que quería colocar en algún trabajo desde hace tiempo. Se lo robé a Stephen Gallagher, un músico neozelandés que conocí en la Berlinale. Contaba que en una fiesta de cumpleaños de su hija, una niña invitada le miraba fijamente. Tan fijamente que al final le preguntó qué pasaba. Ella, sin problemas, le respondió “mi padre te imita muy bien". Pues eso, ése es el chiste, y ahora está en mi peli. Gracias, Stephen!”