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Mariano Barroso nos cuenta anécdotas del rodaje de 'La línea invisible'

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Eduardo de Vicente

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Una de las series más esperadas de los últimos meses es La línea invisible, la nueva creación de Mariano Barroso (El día de mañana, Todas las mujeres, Los lobos de Washington) en la que se explica cómo la organización terrorista ETA decidió pasarse a la lucha armada y a cometer atentados. El protagonismo está centrado en Txabi Etxebarrieta, alias Pepe, el líder que decidió pasar a la acción, su familia, sus compañeros y las investigaciones que lleva a cabo el policía Melitón Manzanas.

El reparto está integrado por muchos actores catalanes, el protagonista es Àlex Monner (La propera pell), su hermano es Enric Auquer (que ha sido multigalardonado este año por Quien a hierro mata Vida perfecta) y en su cuadrilla figuran Anna Castillo (El olivo, La llamada) o Joan Amargós (La vida sense la Sara Amat). Su rival, el agente Manzanas, es interpretado por es el malagueño Antonio de la Torre, pero su ayudante es otro catalán, Pablo Derqui (Nit i dia, La catedral del mar).

Estos seis episodios que pueden verse en Movistar+ destacan por su verosimilitud, su sólida narración y lo bien que explica un tema que resulta tan complejo como polémico. Su director, Mariano Barroso, reconoce que “es más difícil rodar una trama ambientada en los años 60 que en la Edad Media porque hay gente que ha vivido esa época”. El realizador nos explica las curiosidades del rodaje.

-Unos escenarios de verdad. “Siempre que fue posible intentamos rodar en los verdaderos lugares donde tuvieron lugar los hechos. Hay muchos escenarios reales. El exterior de donde se celebra la quinta asamblea, una casa de ejercicios espirituales de los jesuitas de Guetaria, es la auténtica y, curiosamente, hace poco me di cuenta de que también sale de fondo en Ocho apellidos vascos. Ocho apellidos vascosLa plaza de Unamuno de Bilbao, donde vivía la familia de Txabi, es la misma y el edificio, el mismo, aunque el interior es un decorado porque la familia no quiso que rodáramos en el piso. El exterior de la jefatura de policía es la misma, aunque ahora es un organismo diferente de la policía y todo está tratado en posproducción”.

-Ambientación de la época. “El atrezzo también queríamos que fuera de verdad. Hubo mucha discusión sobre los cascos que utilizaba la policía armada, que eran como los de los nazis y se estuvieron usando hasta los 60, era muy complicado encontrarlos. Las motos de los guardias de tráfico también son de verdad. Las pistolas son las auténticas y tuvimos que escoger entre un centenar de armas que nos ofreció el armero. También encontramos los panfletos originales de la época y los reprodujimos”.

-Un centenar de vehículos. ”En la serie aparecen un gran número de coches de los años 60 pero no podíamos conseguirlos en el lugar del rodaje ya que la mayoría están en Madrid y Barcelona. Finalmente tuvimos que transportarlos todos en unos grandes tráileres desde Barcelona, eran unos 120, y con las motos, igual. Aprovechamos algunos de los que ya había utilizado en El día de mañana, que también transcurría en esa época y hay algunos que tuvimos que utilizarlos varias veces cambiando algunos elementos”.

-Un catering “En la mayoría de rodajes, el catering es muy sencillo y funcional. En esta ocasión lo hicimos con una gente de Tolosa que nos hacía una comida de no creértela, casi nos cocinaban al gusto: comida casera y biológica, unas ensaladas alucinantes, guisos, los días de frío nos traían sopa y los postres como el arroz con leche o las cremas de yogurt eran deliciosos”.

-Curiosidades del idioma. “La documentación previa que hicimos nos sirvió para descubrir muchos detalles que indicaban las contradicciones de los personajes. Melitón Manzanas, el policía torturador que se había formado con la Gestapo hablaba euskera perfectamente mientras que el líder de ETA, Txabi Etxebarrieta no lo hablaba y ni siquiera lo entendía. Es un dato curioso, pero muy importante”.

-Unos catalanes con acento vasco. “Estuvimos ensayando mucho tiempo para que los actores hablaran castellano con acento vasco. En eso nos ayudó mucho el actor Josean Bengoetxea (Ander, Loreak, Flores), que interpreta al padre Iñaki. Aunque su personaje no aparece mucho, estuvo en gran parte del rodaje y los ayudaba a todos. Y aunque Àlex Monner es conocido como actor catalán, su madre es vasca. Su segundo apellido es Zubizarreta y ha vivido en Azpeitia. Hay también muchos actores vascos como Ramón Barea, Asier Etxeandia, pero las opciones eran limitadas. Hubo casos como el de Emilio Palacios (que da vida a Peru) que no sabía el idioma y se lo aprendía fonéticamente”.

-Un enfrentamiento demasiado real. “En la escena donde mostramos la huelga de los obreros de la fabrica, durante la protesta la policía hace una carga. Teníamos unos 50 especialistas (20 interpretando a los policías y unos 30 a los trabajadores) preparados para la pelea y para llevarse las hostias y el resto eran figurantes. Pero la gente se metió tanto que empezaron a darles palos a los policías, se vinieron arriba y costaba pararlos. El nivel de implicación era incontrolable”.

-Borrando en posproducción. “El parque de atracciones del Monte Igueldo de los años 60 está trabajado añadiendo algunos elementos físicos y borrando en posproducción otros que no eran de la época. En los planos generales de la serie hay muchos edificios borrados, hemos añadido mucho campo, las vistas desde la ventana de la familia… Ahora las calles están peatonalizadas y no hay aceras con lo cual en muchas hemos tenido que añadirlas por posproducción digital y la mayor pesadilla, los bolardos, esos postes que ponen para que los coches no aparquen. Algunos pudimos eliminarlos físicamente y otros no nos quedó más remedio que hacerlo digitalmente”.

-La canción sorpresa. “En un capítulo aparece una versión de No somos ni Romeo ni Julieta, un tema que fue muy popular en aquellos años interpretado por Karina. Es una adaptación que ha hecho Raül Refree como muy contemporánea, con una onda melancólica y una cadencia lenta que creo que hasta mejora al original”.

-¿Continuará? “La serie pretende explicar cómo ETA empezó a matar y podría considerarse el inicio de una larga historia. Pero no pienso hacer una continuación, entiendo que es una serie autoconclusiva”.