CRÍTICA DE DISCOS

Empress Of, el baile entre lágrimas

zentauroepp53131404 icult discos   empress of200415174313

zentauroepp53131404 icult discos empress of200415174313 / periodico

Juan Manuel Freire, Jordi Bianciotto, Ignasi Fortuny, Roger Roca

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Lorely Rodriguez, alias Empress Of, sorprendió hace cinco años con 'Me', un debut largo que se hacía muy corto por sus melodías inspiradas, sus insólitas construcciones rítmicas y esas refinadas letras sobre todas las etapas de un romance. Hace dos años publicó 'Us', más colaborativo, más cálido, también menos intenso. 

Intensidad es, en cambio, la palabra idónea para resumir 'I'm your Empress Of', el disco que ella define como "un pequeño milagro que pasó en mitad del caos de estar de gira y pasar por un montón de mierda". Lo de milagro no es cháchara promocional. Para un artista, su último disco siempre es el mejor, pero esta vez es verdad. 

Es electrizante escuchar a alguien hacer canciones no por inercia, no porque es su oficio, sino por pura necesidad. Rodriguez se liberó del citado "montón de mierda" por medio del pop, un pop inmediato pero personal, construido sobre ritmos y sintetizadores retorcidamente ochenteros, estribillos colosales y, sobre todo, la rabia acumulada por el desamor. Tardó dos años y medio en acabar el anterior disco, mientras que este lo compuso y produjo (casi por entero a solas) en dos meses. Se nota, se siente y se llora.

La única canción del verano

En las tiendas de discos debería existir la categoría 'Música para bailar con lágrimas en los ojos'. Así sería fácil saber enseguida dónde están los mejores discos, es decir, dónde está el nuevo de Empress Of, un no parar de hits emocionales, de himnos bailables sobre amor, desamor, líos sin amor y orgullo familiar latino. 

La hondureña-estadounidense ha preferido no invitar a mucha gente a este disco. Hace una excepción (por supuesto) con su madre, que aporta emotivas partes de 'spoken word'. En el tema titular e inaugural del disco la oímos recordar su experiencia migratoria: "No fue fácil, no hablar inglés/ No fue fácil, tuve que aprenderlo/ Pero lo hice, lo conseguí".

Pasada esta introducción aérea, empieza la sucesión de hits. 'Bit of rain' rinde tributo al enamoramiento con ritmos rugosos y envolventes efectos meteorólogicos: una canción en 4D. La pulsión sensual resurge en 'Love is a drug', la única aspirante seria a canción del verano que este cronista haya escuchado por ahora. Sin dar respiro, Empress Of entrega después el hit de ruptura 'U give it up', seguido por la repetitiva e hipnótica 'Should've' y la hedonista pero desesperada 'Give me another chance'. 

A la altura de 'What's the point', la narradora parece haber entendido que el amor con peleas no vale nada, idea reforzada por 'Maybe this time', quizá el tema del disco más influido por Kate Bush, toda una deidad para Empress Of. En la final 'Awful' lo tiene claro: "Me necesito a mí misma, me necesito a mí misma", canta, grita pegada al micro. Necesitamos a Empress Of. Juan Manuel Freire.

OTROS DISCOS DE LA SEMANA

Es uno de los más altos cancionistas de nuestro tiempo, y vuelve a demostrarlo en estas tonadas refinadas con fondo confesional. Un Sexsmith que poda el césped envuelto en una boa de plumas y que resulta un poco más floral y soleado que otras veces, cantando (muy oportunamente) a la llegada de tiempos mejores en ‘Spring of the following year’. Obra de trovador pop con el corazón en la mano, sirviendo con señorío a la tradición que entronca con McCartney y los Kinks, con Donovan y Costello.  Jordi Bianciotto

La nave del leridano Jordi Oró, o George Gold, abandera la escena synth wave, ola electrónica nutrida de ciencia ficción y acentos ‘dark’ con herencia de los 80. Aquí conserva la severidad del club terminal a la vez que abre espacios hacia dentro, brindando texturas frías con fondo emotivo y entregando piezas que parecen exorcizar el apocalipsis apelando al tacto humano: ‘Enfer’, con la insinuante voz de Céline. Y no sabes cómo, pero ‘Visionary’ rearma en estos días distópicos. J. B.

Shainny es una de esas figuras emergentes que ejemplifican la transversalidad de estilos que despliega la etiqueta ‘urban’: reguetón, trap, dancehall... Su primera ‘mixtape’ es todo esto revuelto en 11 cortes (muchos de ellos son ‘singles’ ya lanzados) a través de las producciones de algunos de los destacados ‘beatmakers’ de la escena. La joven madrileña suena reconfortante mostrándose poderosa, decidida e independiente con un sonido apto para la pista de baile. Ignasi Fortuny

Rossy, una vez más al vibráfono, reúne a un grupo de alumnos aventajados para un disco a cuarteto que es una lección de estilo. Sin grandes gestos ni demostraciones de talento individual, su cuarteto pone de relieve la belleza de clásicos poco habituales –piezas de Lee Morgan, estándares algo olvidados– y presenta composiciones de Rossy, de una arquitectura impecable: su misterioso 'Adagio' es una delicia. Una reivindicación del oficio en un tiempo en que todo el mundo quiere ser un genio. Roger Roca