ESTRENO DIGITAL

Crítica de 'Vivarium': la pesadilla de estar encerrado en casa

La apuesta de terror surrealista de Lorcan Finnegan guarda extraños paralelismos con nuestro confinamiento

Jesse Eisenberg e Imogen Poots, en un fotograma de 'Vivarium'

Jesse Eisenberg e Imogen Poots, en un fotograma de 'Vivarium'

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Estás en casa. Para siempre", decía el eslogan original de 'Vivarium', pensado e impreso mucho antes de medidas de excepción, estados de alarma y confinamientos. Esas pocas pero letales palabras son extrañamente proféticas, como casi todo en esta apuesta de terror surrealista vista en el pasado festival de Sitges, pero más fácil de entender entre las cuatro paredes de nuestro salón.

Por otro lado, será raro que alguien esté tan mal como Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg), joven pareja que, después de seguirle la corriente a un extraño agente inmobiliario (Jonathan Aris), acaba encerrada en una urbanización en las afueras en forma de bucle infinito, y más en concreto, su vivienda nº 9, sin vecinos, cobertura ni contacto con la realidad. 

Esta pesadilla arranca felizmente, tanto por su premisa como por la ensoñadora a la vez que precisa dirección de Finnegan, claramente influida por el Kubrick de 'El resplandor' en ciertos planos simétricos y tomas aéreas. Hacia la mitad de metraje, sin embargo, empieza a parecer un episodio de 'The twilight zone' o 'Misterio' (en particular 'Child's play') todavía con mucho por podar. Finnegan hace remontar el proyecto con un clímax psicodélico, táctica que ya empleó en un primer largo, 'Without name', rematado con alucinaciones forestales de primer orden. 

TEMAS