CRÍTICA DE CINE

'La alegría de las pequeñas cosas': gracia en el purgatorio

El filme de Daniele Luchetti le da la vuelta a películas tipo 'El cielo puede esperar'. Prevalecen, en todo caso, las notas humorísticas

Un fotograma de 'La alegría de las pequeñas cosas'

Un fotograma de 'La alegría de las pequeñas cosas'

Quim Casas

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Paolo, el protagonista de 'La alegría de las pequeñas cosas', es un personaje característico del drama y la comedia populares que practica el cine italiano históricamente. La diferencia reside aquí en el elemento fantástico de la trama: Paolo tiene un accidente en moto, queda instalado en el purgatorio –visualizado en la película como una oficina atestada de gente no muy distinta de las dependencias de Hacienda– y, debido a un error burocrático, se le conceden 92 minutos más de tiempo para volver con los suyos.

Lo que queda de metraje entonces es aproximadamente 80 minutos, de modo que el relato es casi en tiempo real pese a que se construye mediante lo que le pasa en ese lapso temporal 'de gracia', con su esposa e hijos, y el recuerdo de las aventuras amorosas que ha tenido con otras mujeres.

El filme de Daniele Luchetti le da la vuelta a películas tipo 'El cielo puede esperar', en la que Warren Beatty subía al cielo también por error y cuando volvía a la Tierra, su cuerpo ya había sido incinerado. Prevalecen, en todo caso, las notas humorísticas: en el momento de su muerte, Paolo piensa en cosas tan insignificantes como si la luz del frigorífico se apaga realmente al cerrar la puerta.