ESTRENO DIGITAL

Crítica de 'Knife + heart': fantasmagoría sensorial

Filmin estrena en España este escurridizo neo-giallo con Vanessa Paradis como productora de cine porno gay

Vanessa Paradise, en 'Knife + Heart'

Vanessa Paradise, en 'Knife + Heart'

Juan Manuel Freire

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El director francés Yann Gonzalez no está demasiado interesado en nociones de realismo y naturalismo, como tantos de sus compatriotas. Su cine se basa menos en la vida que en el cine: la fantasmagoría, la referencialidad, la poesía única del medio. Su segunda película, que pudo verse en Sitges-18 y ahora estrena Filmin, cruza con alegría el neo-giallo, el softcore vintage, el melodrama desatado y los pasajes en negativo al más puro estilo Maya Deren.

No es solo forma, sino que hay una trama, o varias. Seguimos a la productora de cine porno gay Anne Parèze (Vanessa Paradis, con un look bastante 'cinéma du look') en un doble trance emocional: a la vez que un asesino se está cargando sistemáticamente a sus actores con un consolador-puñal, debe empezar a aceptar, no sin esfuerzo, que la dueña de su corazón, la montadora Loïs (Kate Moran, actriz fetiche del director), haya querido dejar de verla.

Gonzalez establece paralelismos entre asesinatos crueles y crímenes del corazón en una obra tan melancólica como lúdica, progresivamente asentada sobre terrenos narrativos movedizos, equidistantes de sueño y (artificiosa) realidad. La gran fotografía (en Techniscope, a cargo de Simon Beaufils) y la banda sonora de M83 (cuyo Anthony Gonzalez es hermano del director) contribuyen enormemente al hechizo. Por desgracia, 'Knife + heart' no siempre es fascinante; también puede ser algo desesperante, como en sus momentos de comedia bufa o cierta subtrama mística.