OBITUARIO

Muere el gran compositor y director polaco Krzysztof Penderecki

Autor de las bandas sonoras de 'El resplandor' o 'El exorcista', el ecléctico y visionario compositor recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes

Krzysztof Penderecki, durante un concierto en Lublin.

Krzysztof Penderecki, durante un concierto en Lublin. / periodico

Pablo Meléndez-Haddad

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A los 86 años falleció el compositor y director de orquesta polaco Krzysztof Penderecki, uno de los músicos más importantes de su generación, autor de un amplio catálogo de obras sinfónicas, vocales y de cámara, con especial dedicación a la música sacra. Ecléctico, visionario e inquieto, fue además un reconocido compositor de bandas sonoras de películas, entre las que se cuentan algunas tan célebres como 'El resplandor', de Stanley Kubrick, o 'El exorcista', de William Friedkin.

Inclasificable –incluso se le tildaba de ‘post-post-romántico abarrocado’ por piezas como su 'Concerto grosso para tres violonchelos y orquesta' (2001) o sus ‘concerti grossi’ para cinco clarinetes–, en su obra se mezclaban todo tipo de lenguajes llevándolos siempre a su terreno, desde sonidos y formas arcaicas a las más modernas, sin darle la espalda, en sus últimos años, a la tonalidad a pesar de sus influencias de Webern o Boulez, que se aprecian sobre todo en sus primeras etapas. Apostaba por tímbricas innovadoras y de acusados contrastes líricos continuadores de la tradición de Stravinski, reconociéndose como rupturista y enmarcando su música en atmósferas llenas de ‘ostinati’ y de partículas rítmicas de gran libertad formal. En sus obras con instrumento solista exploraba todos los recursos expresivos posibles, tal y como pudo verse en Barcelona en la temporada de la OBC, cuando en marzo de 2003 subiera al podio del Auditori para dirigir personalmente la primera de las obras antes citadas.

Nacido en Debica, Polonia, el 23 de noviembre de 1933, en su larga carrera comenzada a mediados del siglo XX llegó a escribir ocho sinfonías completas, una pasión –'Según San Lucas', 1969– y diversos formatos de música religiosa, desde oratorios –como su famoso 'Réquiem polaco', uno de los cuatro que concibió– a antífonas, y la ópera 'La máscara negra', con libreto suyo y del director de escena Harry Kupfer. Evitó, eso sí, la música electrónica; para conseguir efectos graves de percusión, inventó un instrumento, el ‘tubáfono’.

Prolífico creador de música vocal, su inspiración fue decididamente más espiritual que operística, por lo que su nombre se considera fundamental en la creación de música sacra contemporánea. De ahí su vinculación con festivales de este ámbito, como la Semana de Música Religiosa de Cuenca en la que estrenó más de una obra. Reconocido europeísta, su última visita a España la realizó en 2017 invitado por la Fundación Albéniz como compositor residente de la Academia de la entidad en Santander.

Como director sobresalía por sus puntos de vista extrovertidos y hasta casi efectistas, apostando por ‘tutti’ en fortísimo casi ensordecedores si hacía falta, aunque no muy dado a los detalles expresivos o melodramáticos. Entre otras muchas distinciones –grados académicos, cinco premios Grammy–, fue reconocido en 2001 con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

La noticia de su muerte la dio a conocer su familia el 29 de marzo; falleció en Cracovia víctima de una larga enfermedad.