ESTRENO EN DISNEY+

Crítica de 'Togo': hazañas caninas de espíritu clásico

Willem Dafoe protagoniza esta aventura familiar sobre el héroe cánido no reconocido de la carrera del suero a Nome de 1925

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Juan Manuel Freire

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En 1995 se estrenaba la popular película semianimada 'Balto. La leyenda del perro esquimal', en la que se cantaban alabanzas al perro de trineo, en principio, más significativo en la famosa carrera del suero a Nome de 1925, que sirvió para detener una epidemia de difteria. Década y media después, Disney responde a Amblin con 'Togo', espectacular corrección historiográfica a mayor gloria del husky siberiano que fue, en apariencia, el verdadero héroe de aquella hazaña aventurera.

Aunque Balto fue quien terminó el trabajo, Togo hizo un viaje mucho más largo y ejerció como líder, puesto especialmente arduo, durante 563 quilómetros, contra los escasos 88 de un cánido que tiene hasta estatua en el zoo de Central Park. Balto tenía tres años en aquellos días; el pobre Togo, ya doce. Balto, buen perro, pero Togo, más buen perro todavía.

Willem Dafoe lo da todo (como siempre) en el papel de Leonhard Seppala, pescador noruego que marchó a Alaska en busca de oro y acabó convertido en renombrado adiestrador de perros de trineo. La siempre fiable Julianne Nicholson ('El visitante', 'Monos') acongoja como su sufrida esposa belga. El husky Diesel, familia de Togo, se luce por igual en las escenas íntimas y las de acción. 

Hay un amplio uso de la infografía en la película, pero parece reservada a los paisajes montañosos y mares helados que la expedición de Seppala cruzó a contrarreloj contra la nieve, el viento y el frío. La acción canina se presenta siempre táctil, creíble, a veces radicalmente angustiosa, como en esa secuencia en que el grupo de perros hace un esforzado giro de 180 grados cuesta arriba para no caer por un acantilado. 

Director de fotografía de 'The fast and furious (A todo gas)' y autor del remake del 2015 de 'Le llaman Bodhi', Ericson Core ha usado avanzadas tecnologías para rodar una aventura, en el fondo y, a menudo, la forma, de grato espíritu old-school, heredera de 'La llamada de la selva' de 1936 o la nunca bien ponderada 'Colmillo blanco' de 1991 (también disponible en Disney+).

Por el lado menos positivo, 'Togo' puede abrazar la manipulación emocional más obscena, sobre todo en una parte final musicada, en un alarde de pereza, con 'On the nature of daylight', composición de Max Richter que ya se ha empleado con fines lacrimógenos en aproximadamente ochocientas películas (y otras tantas series de televisión). Sea como sea, buen perro, buena película. 

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