HOTEL CADOGAN (18)
Cuarentena en la cocina
Impedimenta publica 'La ciudad de cristal', una novela gráfica inspirada en los libros diminutos que crearon los hermanos Brontë durante su infancia en Yorkshire
Olga Merino
Periodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
Olga Merino
También en el Cadogan estamos de cuarentena y con los niños en casa, circunstancia harto complicada incluso en octubre de 1829, el punto adonde han retrocedido hoy las manecillas del reloj. Aislamiento no por coronavirus, sino por tuberculosis, una plaga a la que los victorianos, muy proclives al eufemismo, preferimos llamar consunción. Menudo contratiempo. La señora Danvers, el ama de llaves y jefa de todo el servicio femenino, ha dado órdenes muy precisas: ventilar las habitaciones del hotel dos veces al día y reavivar luego la lumbre de las chimeneas con atadijos de tomillo, porque disipa los efluvios malignos y las miasmas. Eso dice ella; aquí nadie le rechista. La señora Danvers es muy estricta y tiene una verruga en el mentón, justo debajo de la comisura, por lo que tal vez su apellido no sea casualidad: el mismo que el de la 'housekeeper' de Manderley en 'Rebeca', la gran novela de Daphne du Maurier y no menos excelente película de Hitchcock.
En estas nos encontramos cuando los hijos del reverendo Brontë se han colado, como por ensalmo, en la inmensa cocina del hotel, y andan entretenidos, con lápices, papel y tinta, en la mesa de trinchar el asado, mientras Tabby, una de las criadas, les hornea una tarta de moras. Llueve mucho. Las hermanas mayores han fallecido de tisis, pero procuramos pasar de puntillas sobre el asunto. Por fortuna, no son niños dóciles pero sí muy imaginativos. Aunque faltan muchos años para que escriban 'Cumbres borrascosas' o 'Jane Eyre', Charlotte (13 años), Emily (11), Anne (9) y Branwell (12), el único varón, están fabricando libros diminutos, con ocho pliegues rectangulares de papel, de unos cinco centímetros por tres y medio, que luego cosen con hilo blanco y rellenan con historias fantásticas. Las cubiertas las hacen con papel de estraza.
Aquí, en el Hotel Cadogan , hemos estallado de alegría al saber que la editorial Impedimenta acaba de publicar 'La ciudad de cristal', una novela gráfica de Isabel Greenberg inspirada en los microtomos que se inventaron los pequeños Brontë durante su infancia en los páramos de Yorkshire. Una explosión de tramas. Ahí están los reinos de Angria y Gondal, la reina Augusta Geraldine, el poeta Zamorna, los 12 soldaditos de madera, Wellington y Napoleón. Se calcula que escribieron un centenar de estos libritos. Contra el infortunio, creatividad.
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