LO QUE NO SABÍAS DE...

El equipo de 'La canción de los nombres olvidados' nos explica sus anécdotas

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Eduardo de Vicente

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François Girard, el director de la memorable El violín rojo vuelve esta semana a las pantallas con otra película en tono musical, como gran parte de su filmografía. Se trata de La canción de los nombres olvidados, un drama protagonizado por el actor fetiche de Tarantino, Tim Roth, Clive Owen (Hijos de los hombres) y Catherine McCormack (Braveheart).

La acción se inicia en el Londres de 1951, un joven judío (Dovidl) que es un violinista virtuoso, desaparece el mismo día que va a dar el concierto que le consagrará. El chico había sido acogido años atrás por una familia británica y escapó del Holocausto. 35 años después, Martin, el que fue su hermano adoptivo sigue intentando dar con él y halla una pista que puede ayudarle a provocar el reencuentro.

Es un filme que habla del sufrimiento de aquellos que sobrevivieron a la masacre y cómo provocó en ellos un cierto sentimiento de culpa por haber conseguido continuar con vida. El guion va combinando el pasado con el presente para que vayamos conociendo cómo se fraguó la relación entre los dos protagonistas que pasaron del enfrentamiento inicial a una total compenetración. El equipo de la película explica algunas curiosidades del filme.

-Dos personajes y seis actores. François Girard y las directoras de casting tardaron casi un año en encontrar a los seis actores han interpretado los papeles protagonistas de Martin y Dovidl, en las diferentes etapas de sus vidas. Para ello, partieron de los adultos para ir buscando después a los actores que les interpretarían de jóvenes y de niños. "Si tienes a Tim Roth y a Clive Owen, tienes que encontrar al Tim y al Clive medianos y, después, a los pequeños", comenta Girard. "Siempre que movíamos una pieza, cambiaba todo el puzle. Necesitamos más de un año para estar seguros de que habíamos tomado las decisiones adecuadas. Hice todo lo que pude para aportar amor a la relación", dice Girard. "El amor sería la palabra clave. De este modo, la desaparición de Dovidl sería mucho más turbadora.”

-Antes violinista que actor. Luke Doyle, que interpreta a Dovidl entre los 10 y los 13 años, es un prodigio del violín. A diferencia de otros miembros del reparto, fue seleccionado por su experiencia como virtuoso violinista, pues no tenía ninguna experiencia previa como actor. Para trabajar su personaje, el director encontró un método que en ocasiones consistía en dirigirlo, literalmente, como en una orquesta: "Le daba un tempo, le daba un ritmo, como hace un director de orquesta con sus músicos, utilizando el cuerpo y los brazos para mantener el ritmo del texto fluyendo durante la escena. Y Luke, que es un artista brillante, reaccionaba a mis instrucciones realmente bien".

-¿Y los otros actores? A diferencia de Luke Doyle, Clive Owen y Jonah Hauer-King (Dovidl joven) no tenían formación de violín y tuvieron que dedicar horas de aprendizaje con el violinista británico Oliver Nelson para que su interpretación de un maestro violinista fuera convincente. "Dedicamos horas y horas de trabajo", comenta Owen. "Fue un trabajo duro porque tenía que intentar hacer algo para lo que un músico dedicaría 30 años y ser tan bueno como debería ser. Pero yo solo tuve un par de meses.”

-El cambio que agradó al guionista. En la novela, las familias de los dos niños, la de Dovidl y la de Martin, son judías, pero Roth sugirió que Martin no fuera judío. "Para la gente ajena, es un mundo oculto", dice Roth. "Si Martin fuera judío sabría dónde buscar, en cierto modo. Por eso creo que me da más campo para explorar". Al guionista, Jeffrey Caine, le gustó la idea de Roth. "Añade otra capa de significado más a la película", asegura Caine y "da a Martin otro motivo más para el resentimiento. Este chico es el niño bonito del padre de Martin y, además, tiene que vivir respetando las normas kosher".

-Los cameos. El guionista del film Jeffrey Caine aparece en la secuencia de las audiciones musicales en el personaje de Tom Barnes. También accedió a participar el cómico británico Eddie Izzard que interpreta a un presentador radiofónico que aparece brevemente.

-Un rodaje con carga emocional. Es el primer largometraje que ha obtenido autorización para rodar una escena en el jardín conmemorativo de Treblinka. Al menos 800.000 personas fueron asesinadas en ese campo a lo largo de un periodo de nueve meses. "He pasado mi vida adulta evitando visitar los campos de exterminio", comenta el productor Robert Lantos, hijo de supervivientes del Holocausto. "No creo que la mayoría de la gente quiera visitar el infierno en la tierra. No quería y no lo habría hecho nunca si no hubiera hecho esta película. Pero la alternativa habría sido construirlo en algún lugar en medio del campo y tampoco quería hacer eso. Pensé que era fundamental rodar allí". En el centro de Treblinka hay una roca grande de forma irregular en la que se han grabado dos palabras en varios idiomas: "Nunca más". Lantos apunta: "Para mí, estas dos palabras resumen la razón más importante por la que hay que hacer películas como esta". Todas las personas que participaron en la película comparten este convencimiento.

-El significado del título. La canción de los nombres olvidados es un recital de los nombres de todas las personas que perdieron la vida en Treblinka, con música. Es mediante esta canción, entonada en una sinagoga en Londres por un rebe ortodoxo (Daniel Mutlu), como Dovidl se entera finalmente de qué le ocurrió a su familia en Treblinka. Es significativo que los nombres no solo se recitan sino que se cantan como si se tratara de una oración. "La música es un lenguaje y probablemente sea el lenguaje más potente de todos porque cruza fronteras sin necesidad de traducciones", afirma Girard. La práctica de rememorar a través de oraciones cantadas está profundamente arraigada en la tradición judía desde tiempos inmemoriales. La idea específica de La canción de los nombres olvidados en la que se basa la película fue concebida por el autor de la novela original, Norman Lebrecht.

-El señor de los violines. El tema de violín que se escucha en la película es obra original del compositor Howard Shore (autor de la trilogía de El Señor de los Anillos) basada en modos tradicionales. Desde su propia experiencia de haber crecido en la sinagoga, Shore dedicó dos años a estudiar la tradición de cánticos utilizando grabaciones de audio antiguas, pero, en particular, grabaciones de la década de 1950, cuando se oye la canción por primera vez en la película. Shore se asesoró en particular para recapturar la tradición litúrgica judía con la directora y educadora Judith Clurman y Bruce Ruben, cantor en la sinagoga de Brooklyn Heights.

-El auténtico violinista. “Todas las partes de violín de La canción de los nombres olvidados, así como las interpretaciones del joven Dovidl de piezas como Tema original con variaciones, Opus 15 de Henryk Wieniawski (audición) y Caprice #9 y #24" de Niccolò Paganini (con Jozef en el refugio antiaéreo) han sido interpretadas por el prestigioso violinista Ray Chen.

-La canción en directo. Daniel Mutlu, cantor en la sinagoga Central de Manhattan, interpretó la parte del rebe en directo frente a la cámara. "Esa escena solo se podía grabar en directo en la escena”, comenta Shore. "Daniel tuvo que interpretarla y sentir el dolor".