VISITA DE UNA FIGURA DE LOS 60

P. P. Arnold, leyenda del soul, resurge 50 años después en Badalona

La mítica cantante estadounidense, corista de Ike & Tina Turner y de The Small Faces, y tutelada por los Stones, abre el viernes la nueva edición del festival Blues & Ritmes en el teatro Principal

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Jordi Bianciotto

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El nombre de P. P. Arnold puede no figurar en el ‘star system’ del pop, pero es difícil no haberse cruzado nunca con la voz esbelta, educada en el góspel, de esta californiana hecha a sí misma en el ‘swinging London’ de los 60. La ‘ikette’ que grabó la versión original de ‘The first cut is the deepest’, de Cat Stevens, y que hizo buenas migas con los Stones y The Small Faces, estaciones de una vida asombrosa; un peliculón con el que podremos rendir cuentas este viernes en el teatro Principal, de Badalona, apertura del festival Blues & Ritmes.

P. P. Arnold, o Patricia Ann Cole, es simplemente Patricia en la localidad de Salobreña (Granada), su "hogar", señala, desde 1999, desde donde atiende a este diario por vía telefónica, con tono jovial y presta a recorrer su historia. Está de vuelta con la edición, ya era hora, del álbum ‘The new adventures of... P. P. Arnold’, producción de Steve Cradock (Ocean Colour Scene) consumada tras un larguísimo proceso que se remonta al año 1996. Incluye piezas nuevas y revisiones de canciones como ‘Though it hurts me badly’, su primera composición, "que Mick Jagger produjo originalmente", y otras que en los 90 "encantaron a gente como Paul Weller pero que no pudieron tener exposición". Por sugerencia de Cradock, es un álbum doble. ¡Qué menos! "Él me recordó que era mi primer disco en más de 50 años".

La conquista de Londres

La historia de la infeliz que un día fue salvada por la música tiene en ella a un alto ejemplo. Aunque su web la anuncia como ‘London’s first lady of soul’, Arnold nació en Los Ángeles en el seno de una familia emigrada de Texas. "Cantaba góspel en la iglesia, pero nunca me imaginé que tendría una carrera musical", confiesa. Cuando era solo una adolescente, desgraciadamente casada y con dos hijos, tuvo ocasión de conocer a Ike & Tina Turner, que buscaban coristas. Ella se sentía atrapada en su matrimonio. "Sufría abusos, y Tina, que sigue siendo la más grande, me salvó de aquella situación, aunque ella también estaba pasando por lo suyo", explica. "De un día para otro, mi vida cambió, me convertí en ‘ikette’, fuimos a Inglaterra e hicimos una gira con los Rolling Stones", rememora. "Mick Jagger y el mánager, Andrew Loog Oldham, me animaron a quedarme en Londres y a lanzarme como solista".

La liberación no solo la vivió en la esfera más íntima, sino a una escala más social. "En América nunca llegué a integrarme en la sociedad blanca, y en Londres respiré libertad. Viví el encuentro de la revolución de los derechos civiles y otra revolución, la del rock’n’roll, lejos de casa", reflexiona. "Era muy joven y tímida, y no sabía nada de la industria musical. Ni siquiera era consciente de mi talento, y Andrew creyó en mí, y yo en él", señala. ‘The first cut is the deepest’, lanzada en 1967, fue la proa de sus dos álbumes en solitario. Estableció una fértil camaradería con The Small Faces: coros en sendos tótems de la era mod, ‘Itchycoo Park’ y ‘Tin soldier’. "Éramos como hermanos. Los Stones eran cuatro o cinco años mayores y nosotros éramos los críos de aquella escena".

Con Barry Gibb y Eric Clapton

Jimi Hendrix se plantó en Londres. No llegaron a trabajar juntos, pero congeniaron. "Éramos vecinos, y él entendió mi inseguridad", apunta. Fue reclamada para sesiones de multitud de artistas, como el visionario ‘folkie’ Nick Drake en su ‘Bryter Layter’ (1971). "Un chico muy tranquilo, introvertido y dulce. No fue hasta años después, cuando ya había muerto, que me di cuenta de quién era". Comenzaron sus viacrucis en torno a proyectos discográficos frustrados. Con Barry Gibb, en primer término. "Así como Andrew Loog Oldham tuvo una visión respecto a mí, el mánager de Barry, Robert Stigwood, no estuvo por la labor. No le gustaba ver a Barry trabajando conmigo: los Bee Gees se habían separado y él quería que se reunieran". Y con Eric Clapton, sesiones "que se quedaron en el trastero". Música que, cree ahora, "iba por delante de su tiempo", y que acabó viendo la luz en el 2017 bajo el título de ‘The turning tide’.

Los 70 fueron "años perdidos", resume P. P. Arnold. "Me quedé sin sello, sin ‘management’, y perdí a mi hija", apunta, en alusión al accidente de coche que se llevó a la pequeña Debbie. Volvió a Estados Unidos, donde no parecía haber planes para ella, y en 1983 ya estaba de nuevo en Londres, trabajando ahora en el musical teatral: ‘Starlight express’, de Andrew Lloyd Webber. Tiempos de ‘jingles’ y sesiones, algunas muy remarcables: suya es una de las voces que arropan el ‘crescendo’ soul de ‘Sledgehammer’, de Peter Gabriel. Y en 1992, recibió la llamada de un amigo de los viejos tiempos, Roger Waters, el ex-Pink Floyd, con quien se enrolaría en varias giras mundiales. "Vuelos en primera clase, gran sonido... Él es un perfeccionista, y muy generoso".

Ahora, P. P. Arnold ha reunido a una banda española para ofrecer una pequeña gira que, espera, "abra la puerta" a un nuevo ciclo de actividades. Encantada de ejercer de vecina semianónima en Salobreña, escucha las nuevas voces del r’n’b y no disimula: "¡La vieja escuela es la mejor!", ríe. Y presenta una queja: "Las producciones pesan demasiado y los cantantes se desvían de la melodía".

La dama de Immediate Records

El sello Immediate, que Andrew Loog Oldham, mánager de los Stones, creó en 1965, lanzó los dos primeros álbumes en solitario de P. P. Arnold, ‘The first lady of Immediate’ (1967) y ‘Kafunta’ (1968), dando más esplendor a un catálogo que incluía referencias de The Small Faces, Chris Farlowe y Sam Cooke. En esos discos, ella contó con el apoyo de Mick Jagger. "Yo nunca había compuesto una canción, ni tocaba ningún instrumento, pero siempre tenía melodías en la cabeza y me salían ideas, y Mick me animó a desarrollarlas", recuerda. "Todo estuvo bajo la dirección de Andrew y en la línea del sonido de aquella época en la Costa Oeste: Phil Spector, los ‘girl groups’, aquella escuela con el que yo había crecido. Creo que ahí había grandes canciones y que el resultado estuvo a la altura".