ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

Brian de Palma: de director de culto a autor casi maldito

El director de 'Femme fatale' y 'Misión: Imposible' ha tardado siete años en levantar el 'thriller' 'Domino', de cuyo montaje reniega tras conflictos con sus productores

Brian de Palma y Nikolaj Coster-Waldau, en el rodaje de 'Domino'

Brian de Palma y Nikolaj Coster-Waldau, en el rodaje de 'Domino' / periodico

Quim Casas

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Noah Baumbach, el director de 'Historia de un matrimonio', y Jake Paltrow, hermano de la actriz Gwyneth Paltrow, realizaron en el 2015 el documental 'De Palma'. El director de 'Domino', su última película, expone en el documental lo que es el cine para él. Habla de 'Vértigo', claro, su gran referente –en realidad todo el cine de Hitchcock lo es–, de su manera de concebir el cine y de algunas cuestiones personales que han influido en ese estilo tan identificable en el que la cámara gira constantemente o se desplaza siguiendo a los personajes en largos planos secuencia: cuando era joven, De Palma siguió durante días a su padre tras enterarse de que engañaba a su madre con otra mujer.

Todo eso, el cine desbordado, las historias policíacas, de suspense o de terror planteadas al límite, la agitación constante de la cámara, las particulares partituras musicales de su habitual colaborador veneciano Pino Donaggio, las secuencias de impacto y las coreografías visuales, está presente en 'Domino'. Sin embargo, el filme deja una extraña sensación de curiosidad e insatisfacción. Es un De Palma en estado puro, pero también una película que se frena más de la cuenta cuando, en las dos últimas décadas, el poco cine que le han dejado hacer al director se ha caracterizado por el delirio puro, de 'Ojos de serpiente' a 'Passion' pasando por esa obra maestra del exceso que es 'Femme fatale', solo comparable, en su filmografía, con 'En nombre de Caín'.

'Passion', su anterior película, fue realizada en el 2012 bajo pabellón franco-alemán. Siete años ha tardado el director en levantar 'Domino', una coproducción danesa, francesa, belga, española, italiana y holandesa, con un reparto internacional pero no excesivamente estelar formado por el actor danés Nikolaj Coster-Waldau, conocido por 'Juego de tronos'; la actriz holandesa Carice van Houten, que pocas cosas de interés ha hecho desde 'El libro negro' de Paul Verhoeven más allá de su papel de Melissandre en la serie de HBO; el francés Eriq Ebouaney y el británico Guy Pearce. Lejos quedan, pues, los tiempos de vacas gordas, cuando De Palma podía dirigir a todo lujo 'El precio del poder', 'Los intocables de Elliot Ness', 'La hoguera de las vanidades' o 'Misión: Imposible'.

Como uno de sus compañeros de generación, Francis Ford Coppola, y a diferencia de otros de los que cambiaron las reglas de Hollywood en los años 70 (Scorsese, Spielberg, Lucas), el director de 'Domino' ha perdido hegemonía en el cine estadounidense. Pero mientras Coppola se dedica a sus viñedos y a producir filmes de su hija Sofia, De Palma no arroja la toalla y sigue a lo suyo, aunque sea en situaciones precarias y sin poder contar con los elementos que realzan su cine. Él sigue implicado con un estilo que tan buenos resultados le dio antaño: 'Hermanas', 'El fantasma del paraíso', 'Fascinación', 'Carrie', 'Vestida para matar', 'Impacto' o 'Doble cuerpo', piezas clave del cine de género durante más de una década.

Peripecia policial itinerante

Hay que acercarse a 'Domino' a partir de estas nuevas reglas. Pese a sus deficiencias y a unas condiciones de producción no muy adecuadas, no deja de ser un filme de De Palma, fiel a sí mismo. El espectador encontrara en esta peripecia policial itinerante, fotografiada por el español José Luis Alcaine en escenarios de Copenhague, Bruselas, Ámsterdam y Almería, suficientes razones para seguir creyendo en el director que hizo del pastiche del cine de Hitchcock auténtica materia de estilo.

No deja de ser una historia de venganza más o menos tradicional, en la que un policía busca al terrorista islámico que ha asesinado a su compañero tras una noche aciaga en la que cometió demasiadas torpezas. Le acompaña en su periplo otra agente de policía. De Palma se luce en la secuencia inicial en los tejados y construye otra, en una plaza de toros, como le gusta. Pero el director ha renegado del montaje final tras conflictos con los productores. Siendo uno de los grandes del Nuevo Hollywood, De Palma pasó rápidamente a ser cineasta de culto y hoy está a punto de engrosar la lista de los autores malditos a quien cada vez les cuesta más poder realizar una película.