NUEVA ENCUESTA MUNICIPAL

El consumo cultural de los ricos casi dobla el de los pobres en Barcelona

El ayuntamiento prepara una gran medida de gobierno para luchar contra la desigualdad cultural

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Ramón Vendrell

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El porcentaje de barceloneses con rentas altas que asisten a actividades cuturales casi dobla el de los ciudadanos con rentas bajas: el 71,9% frente al 49,7%. De hecho si eliminamos la lectura de libros (el 61,5% contra el 39,6%) y otras actividades relacionadas con la literatura (el 5,1% por el 5,4%), más del doble de ricos consumen cultura que los pobres. Cine: 25% y 12,7%. Exposiciones y museos: 20% y 8,7%. Conciertos: 11,3% y 5,1%. Teatro: 8% y 4,5%. Espectáculos de danza: 4,2% y 1,6%. En los dos apartados librescos de la primera Encuesta de Participación y Necesidades Culturales de Barcelona, elaborada por el Institut de Cultura (Icub), actúan como poderoso factor corrector de la desigualdad cultural las 40 bibliotecas públicas con que cuenta la ciudad.

"Si en el siglo XX se trabajó en educación y salud para luchar por la igualdad, en el siglo XXI hay que conseguir que el reconocimiento de la cultura sea similar", dijo Joan Subirats, comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, en la prersentación de la estadística.

La encuesta no solo pone datos al consumo cultural, con el nivel económico como eje, sino también a la práctica cultural. Aquí el resultado es menos desolador: el 38,3% de las personas con rentas altas son 'creativas' frente al 33,8% de las personas con rentas bajas.

El grupo más creativo

La (relativa) sorpresa en este punto está en las rentas medias: son el 44,5% de los barceloneses englobados en esta categoría los que realizan alguna actividad cultural. Subirats tiene una explicación: "La clase media es el grupo más preocupado por el ascenso social", para el que la cultura es un elemento clave. Eso se nota, por ejemplo, en que impulsa las ampas más activas. "Por el contrario -prosiguió Subirats-, las rentas altas ya están ahí y las bajas tienen que preocuparse por sobrevivir antes de pensar en el ascenso cocial".

La encuesta también analiza las llamadas actividades de cultura no legitimada, donde de nuevo las rentas altas vapulean a las bajas. Pasear por la ciudad: 75,7% por 58,4%. Ir a restaurantes y bares: 54,1% por 34,7%. Practicar deportes o juegos en grupo: 47,4% por 31,1%. Y así.

La investigación dedica capítulos a las necesidades culturales y los valores y activos culturales. En el primero, no hay premio por adivinarlo, las personas con menos oportunidades y recursos manifiestan tener más enecesidades culturales. En el segundo hay dos datos dignos de ser consignados. El primero: la música es la actividad cultural a la que los barceloneses dan más importancia (el 52,7% la consideran muy importante en su vida), por encima de la lectura (44,1%). Y el segundo: plazas, parques y playas son considerados espacios culturales de primer el orden (el 41,7% de los encuestados los consideran los lugares más importantes para la vida cultural de un barrio), solo superados por centros cívicos, 'casales' y ateneos (45,3%) y bibliotecas (45,1%).

Subirats planteó tres vías principales para limar la desigualdad cultural: el trabajo conjunto de cultura y educación, el mejor aprovechamiento y coordinación de los equipamientos y dar más protagonismo a los ciudadanos en el hecho cultural.

Gran medida por los derechos culturales

La lucha contra la desigualdad cultural evidenciada por la encuesta se sustanciará a corto plazo en una gran medida de gobierno por los Derechos Culturales en Barcelona. Según explicó Daniel Granados, delegado de Derechos Culturales del ayuntamiento, esta "medida de medidas", en torno a una decena, buscará garantizar tanto el acceso a la cultura como el derecho a la creación y la exhibición de los ciudadanos.

Algunas de las líneas estratégicas que abordará esta especie de constitución municipal de los derechos culturales son, en palabras de Granados, "el reconocimiento y refuerzo del tejido cultural independiente de la ciudad, el fortalecimiento de los equipaminetos de proximidad como motores de acción comunitaria, el impulso del vínculo entre cultura y educación, la lucha por la igualdad de géneros, las innovaciones socioeconómicas y la implementación de los derechos digitales".

Asimismo la medida de medidas dará un espaldarazo a nuevos modelos de gobernanza para proyectos y equipamientos públicos y al combate contra la precariedad del tejido cultural.

Y es que, como Subirats recordó, "la mochila cultural" es determinante en el nuevo mundo laboral. A misma titulación, gana el que más cultura ha mamado.