CRÓNICA

El prodigioso sonido Gardiner

El ciclo de las sinfonías de Beethoven arrancó con una virtuosa versión de la 'Primera' en el Palau de la Música Catalana

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Pablo Meléndez-Haddad

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La proeza de revisar las nueve sinfonías compuestas por Ludwig van Beethoven no le viene de nuevo al Palau de la Música Catalana, ya que en marzo de 2017 apostó por la misma integral entonces a cargo de Gustavo Dudamel ante la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. Pero lo que ahora se propone es diametralmente distinto, ya que el encargo ha recaído, en el año del 250º aniversario del nacimiento del genial compositor alemán, en John Eliot Gardiner al frente de su Orchestre Révolutionnaire et Romantique, lo que quiere decir, música similar a la soñada por el autor. Sí, porque escuchar al 'padre' Beethoven según criterios historicistas y por un conjunto que utiliza instrumentos originales marca la diferencia.

Gardiner reina en el Palau toda esta semana, como lo hará en escenarios de Nueva York, Londres, Chicago y Atenas. El domingo arrancó el primero de los cinco conciertos en los que se ofrecerán las obras beethovenianas incluyendo la 'Sinfonía núm. 1 en Do mayor Op. 21' y otras piezas de la época. Lo primero que llamó la atención fue el color aterciopelado que brindan la madera y los bronces sin pistones a lo que se le unió la velocidad que el conjunto -ampliado hasta más de 60 músicos- llegó a alcanzar, siempre obediente y eficaz, ante el gesto amplio y claro de un Gardiner inspiradísimo. En la 'Primera', además, puso a los violones y violas de pie, lo que ayudó a la brillantez del sonido, a la proyección de los atriles y a la propia interpretación, ya que los intérpretes estuvieron cómodos y a punto para subrayar acentos, entradas y la propia acción de conjunto.

Enérgico y exigente

Gardiner también se mostró energético y exigente en las selecciones del ballet 'Las criaturas de Prometeo, Op. 43' que abrieron y cerraron el programa, lo mismo que en la obertura y en el aria de la primera versión de la ópera 'Fidelio' y en el aria de concierto 'Ah, perfido' que, en la interpretación de la soprano Lucy Crowe, redondearon la aplaudida oferta. Gardiner no dudó en aplicar los 'tempi' que consideró oportunos, creando contrastes, jugando con la agógica y cuidando siempre del equilibrio sonoro de las diferentes familias. Los integrantes de la Orchestre Révolutionnaire et Romantique -conjunto que Gardiner fundó hace tres décadas- demostraron una vez más su virtuosismo, mientras la cantante se lucía sobre todo como Leonore (imponiéndose en algún pasaje a la ensalada de notas de los bronces arcaicos), ya que en el 'Ah perfido' se le escuchó más de algún sonido estrangulado y sin graves extremos, pero, eso sí, siempre muy expresiva.